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domingo, 24 de abril de 2016

El teatro, una herramienta educativa... O... no!!!

El teatro, una herramienta educativa... O... no!!!

¡¡¡Estas herramientas sé que son educativas!!!

Para poder afirmar que el Teatro es una herramienta educativa, deberíamos concretar primero los términos de la afirmación.

¿Qué es educativo y qué es una herramienta?
El Teatro puede llegar a ser una poderosa herramienta educativa si se utiliza como tal y con tal fin.

Hace poco, en el Curso de Pedagogía Aplicada a las Artes Escénicas que imparto en el Aula de las Artes de la Universidad Carlos III de Madrid, planteaba a mis alumnos, todos ellos responsables de grupos de jóvenes que practican las artes escénicas bajo su tutela, que seleccionaran cuáles eran sus prioridades de entre casi una veintena de palabras y que trataran de reducirlas a una, su máxima prioridad.
Como suelo plantear, no pretendo juzgar en función de las respuestas, pero sí hacer hincapié en que cada uno ha de responsabilizarse de su elección y ser consecuente.
'Lo artístico', 'Preprofesionalidad', 'Excelencia', 'Competir', estaban en el mismo grupo de palabras que 'Que se les oiga', 'Lenguajes técnicos', 'El texto', 'Claridad' o que 'Compromiso', 'Crecer', 'Educación', 'Compartir'.
Dependiendo de la prioridad de cada responsable, que a veces coincide y a veces no con la prioridad de sus jóvenes e incluso con las del entorno en el que desarrolla la actividad, estaremos ante una herramienta educativa, o estaremos ante... otra cosa.

Una herramienta no puede ser un fin en si mismo. No podemos plantearnos el teatro en educación si el único o primordial fin es hacer teatro y hacerlo de la manera más precisa a como lo haría un grupo profesional. Eso ya no es una herramienta educativa. Es un programa formativo donde, a veces con notas y a veces sin ellas, lo que se busca es la perfección en la ejecución de un arte que, los profesionales, desarrollan a lo largo de mucho más tiempo que un curso escolar.
Si el teatro es una herramienta y lo que buscamos es educar, busquemos en esta práctica lo que tiene de educativo. El compartir. El colaborar. El crecer. El mejorar las capacidades comunicativas, verbales, no verbales, escritas, el trabajo en equipo, la responsabilidad, el compromiso, la capacidad de concentración, la búsqueda de su propia personalidad, la desinhibición, el gusto por el arte y lo artístico, la capacidad crítica...
Incluso ahora que tanto se habla de la educación emocional, llevo muchos años en estos ámbitos, y no he encontrado mejor herramienta que el teatro, cuando lo usamos como herramienta y no como fin, para desarrollar, mejorar y fortalecer nuestra educación emocional. La empatía, la asertividad negativa, la creatividad, la escucha activa...

Sin embargo, la búsqueda del premio, del éxito, del aplauso por la excelencia de lo conseguido, el ensayo frustrante preprofesional, la competencia entre iguales... elementos que muchas veces se anteponen cuando el teatro se abre camino en las aulas, tienen sus propios objetivos, muy loables y definidos y perfectamente asumibles si el colectivo conoce y asume de antemano como propio ese objetivo y es consensuado por todos: responsable, grupo de jóvenes y entorno en el que se desarrolla.
Lo que sucede es que, en ese caso, el teatro, en entorno educativo, será otra cosa...
Pero ya no estaremos ante lo que creo que puede llegar a ser, sinceramente, la mejor y más potente herramienta educativa sin necesidad de TICs, ni Apps, ni medios técnicos profesionales, ni teatros con torreón de tramoya, ni cosas parecidas.

Alguna vez ya dije que el teatro es el único arte cuya materia prima es el ser humano.
En el entorno educativo, esta herramienta es dúctil, maleable, complicada, maravillosa, difícil, sorprendente... Es un joven, un adolescente, un niño...
Tan asombrosamente maleable para bien, como para mal.
Tan fácilmente motivable con el teatro, como frustrable.
Tan intensamente emocionable en lo positivo, como generador de pensamientos negativos.

Por eso, aprovechemos lo que tiene de educativo el teatro y, si alguien quiere dedicarse a ello artísticamente, que lo decida él, conociendo los peligros de la cara oculta de una actividad que puede hacer, como le ocurrió a una alumna de un taller universitario que dirigí hace ya años, que al ser calificada por su anterior profesor de teatro como alguien que 'con esa voz no vas a llegar nunca a nada en esto del teatro', no se volvió a acercar al teatro durante años, hasta que, en nuestro taller, no solo trabajó la voz sino que consiguió ser locutora de radio, aunque no actriz porque no era lo que pretendía.

Por favor, no empujemos desde voces autorizadas, instituciones y organizaciones con capacidad de llegar a estos colectivos que utilizan el teatro en entornos educativos, a destacar por la excelencia, la productividad, lo perfecto... Sino por lo humano, lo generoso, el compartir...
¡¡¡En definitiva, utilicemos el teatro como herramienta educativa para formar personas maravillosas!!!

No obstante, y a pesar de hacerme un poco largo esta vez, me gustaría centrarme en tres aspectos que me parecen relevantes y que hacen ver, de forma clara y evidente, lo positivo que tiene el uso de prácticas, experiencias y herramientas teatrales en el ámbito educativo, y no solo...

Potenciación de la creatividad y de la educación emocional.
El teatro, bien aplicado, es una potentísima herramienta en la educación creativa y emocional. Esto que tan de moda se está poniendo en la educación últimamente, -yo mismo imparto módulos de Creatividad en el programa de Educación Responsable de Fundación Botín-, lo llevan desarrollando las empresas ya desde hace años. La escucha activa, el nuevo liderazgo, la empatía, el equipo...
De hecho, cualquier artista de cualquier área que haya tenido experiencia teatral, tiene una capacidad de crítica, análisis, compromiso, colaboración... que en otras áreas no son tan sencillos de lograr.
E insisto en el uso ADECUADO del teatro.

Conciencia de Equipo, colaboración, compromiso.
En una época en la que la competitividad y el logro personal despuntan sobre cualquier otra cosa, el teatro hace hincapié en entornos educativos, pero también en empresariales, sociales y artísticos, que lo que se logra es una labor de conjunto, de equipo, basada en el compromiso, la labor de colaboración y la aportación de lo que cada uno mejor o más a gusto sabe hacer.
Incluso en ámbitos de formación profesional me gustaría poner un ejemplo de cómo el teatro y sus artes afines logran esa conciencia de equipo.
Hace poco, asistí a la muestra final del curso de larga duración del Centro de Tecnología del Espectáculo, del INAEM en Madrid.
Estuve un rato contemplando la labor de utilería, maquillaje y caracterización, vestuario, iluminación y sonido, conglomeradas en un espectáculo asombroso e incansable.
Al lado de la responsable de gestión y producción del evento, le dije. Enhorabuena, lo has hecho maravillosamente bien. Y automáticamente me contestó. No he sido yo. Ha sido el equipo. Más de 70 personas hay ahí detrás ahora mismo para que todo salga bien.
Y entonces me corregí y le di la enhorabuena a ella y a todo el equipo,

Crecer
Por último, en cualquier ámbito, el teatro te hacer crecer como persona, hacia dentro, pues se trabajan y potencian cualidades de observación, escucha, reflexión, imaginación, creatividad, fantasía... Y hacia fuera, pues cuando uno trabaja en equipo para realizar una creación, crece con todo lo que aprende y desarrolla gracias a los que le rodean.
Y no es solo la suma de lo que aporta cada uno, sino lo que aporta el grupo como grupo que, individualmente es imposible de experimentar y que tanto para una organización, como para un colectivo social como para un equipo artístico, es no ya fundamental, sino una experiencia inolvidable.

Y teniendo en cuenta todo lo anterior, me gustaría recordar dos... ¡No! No las llamaré anécdotas porque significaría que es algo inusual, puntual y llamativo por lo único.
Lo llamaré una de tantas veces en las que el teatro en educación mostró su poder.

Un alumno en 3º de la ESO podía optar por Francés, Informática o Teatro. Y éste, conocido miembro de la comunidad educativa, etiquetado como asocial, cuasi violento y por supuesto, con un futuro desdibujado y casi desechable por la comunidad educativa, eligió Informática.
En un solo trimestre, había provocado tantas incomodidades, y problemas a su profesora y entorno que se decidió 'castigarle' con cambiarle de optativa y pasarlo a Teatro. En parte por la magia de esta disciplina, en parte, mucha parte, por el buen hacer de un amigo ya retirado de la enseñanza, se convirtió en un colaborador nato, en un silencioso y ordenado organizador, en un alumno ejemplar, y en un ejemplo de lo que el teatro podía transformar.
Solo dos trimestres después, al cruzarse a su ex-profesora de informática por el pasillo, la miró, no sin el agobio natural de la profesora al ver su mirada y le dijo... '¡GRACIAS!'

En otra ocasión, un alumno nuevo en su centro, que desde el primer momento hizo ver su carácter reacio a toda actividad en grupo, con graves problemas de comunicación y con una personalidad absolutamente negativista, incluso con aspectos que, de ser diagnosticados podrían rozar el Síndrome de Asperger, asistió a la representación de sus compañeros del grupo del teatro del centro.
De nuevo, por mor de la magia del teatro y por las maravillosas manos y planteamientos de la profesora que dirige el grupo, este niño vio algo en aquello que le impulsó a lo que nunca antes había hecho. Paró a esta profesora por el pasillo y le preguntó si podría apuntarse al grupo.
En muchas otras ocasiones, el responsable del grupo habría dicho algo como que ya está el curso muy avanzado y no es el momento, o que tendríamos que verlo para el curso próximo, o cualquier excusa con tal de no tener a ese 'elemento' incrustado entre sus jóvenes artistas. Sin embargo, esta profesora a la que admiro, le miró, sonrió y le dijo... 'Pues ya estás apuntado'.
Sorprendido, acudió puntual a la siguiente cita de ensayos que, entre otras cosas, se utilizó para integrar al nuevo elemento al grupo.
Su despedida ese día, mirando al infinito como suele hablar fue: 'Me lo he pasado muy bien. Ha sido muy interesante. Y espero hacer muchas cosas aquí.'
¡¡¡Es la magia del teatro... y sobre todo, de quienes buscan en el teatro en educación las prioridades que merece el arte de Talía!!!

Por todo esto hago un llamamiento que a priori puede parecer contraproducente o engañoso.
A todos aquellos que somos consideradas voces autorizadas; a las instituciones que generan actividades que tienen que ver con teatro, su formación o su exhibición; a colectivos que pretenden, desean y se esfuerzan por darle valor educativo a este nuestro arte dramático; a profesores, padres y alumnos que han disfrutado y disfrutan del teatro como herramienta educativa...

No pidamos que el teatro sea obligatorio en educación.
Defendamos lo que todos ellos defendieron en la Inglaterra de la Dama de Hierro cuando el Drama desapareció como asignatura obligatoria en los curricula de las enseñanzas obligatorias.

Demostramos que es necesario.
Ese es el objetivo. Hacer consciente a toda la comunidad educativa de que el Teatro, el Drama en entorno educativo no es positivo, interesante, curioso, divertido, emocionante, creativo, educativo en si mismo...

¡¡¡El objetivo es hacer consciente a toda la comunidad educativa de que el teatro en entorno educativo es NECESARIO!!!

Y… ya!!!


No me canso... Sobre todo gracias a algunos que demostráis día a día que el teatro es necesario.

We are searching our utopia in a continuous present continuous!!!!!

Os espero…

Y a algunos os seguiré persiguiendo, apoyando, alentando, aplaudiendo y agradeciendo todo lo que hacéis.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!!



Fernando Bercebal · momento Devising Consultor · Pedagogo Teatral
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