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viernes, 27 de marzo de 2020

Feliz Día!!!



No podía dejar pasar un 27 de marzo sin hacer referencia al Día Mundial del Teatro y a su Mensaje, este año escrito por el dramaturgo pakistaní Shaid Mahmood Nadeem. http://elblogdenaque.blogspot.com/

Para celebrarlo, voy a hacer una reflexión que llevo haciendo años.

¿Soy un hombre de teatro?

Desde muy joven, con apenas 16, tras subir a los escenarios como actor cada año desde los 4, me ‘desvié’ por los caminos de la pedagogía.
Empecé y continué con asiduidad y empeño, un camino que me colocaba, a ojos de la ‘gente de teatro’ como un ‘pedagogo que hacía teatro’ y, a ojos de los educadores, profesores y enseñantes, como un ‘teatrero con tendencias pedagógicas’.

Años después se nos ocurrió montar una editorial para intentar empezar a llenar ese tremendo hueco que existía en la edición. Era como de magia. ¿Quieres bibliografía de pedagogía teatral o nuevos textos? ¡Nada por aquí! ¡Nada por allá! Entonces comencé a ser para algunos un editor focalizado en teatro, y para otros, un teatrero que jugaba a ser editor.

No me detuve aquí y me formé en gestión cultural. No en vano era lo que estaba haciendo desde muy joven. Y entonces me cruzaba con personas del ámbito teatral que huían de la gestión, la productividad, la tecnología o la producción. No parecía ser un hombre de teatro ‘ad hoc’.

Más adelante también me formé y profundicé en mis conocimientos de creatividad y pensamiento creativo aplicado. A estas alturas, la gente que me rodeaba o me conocía en ese momento no sabía si era un teatrero creativo gestor, un artista pedagogo creativo, un creativo que aplicaba técnicas teatrales en el ámbito empresarial…

Y ahí vi una penúltima vuelta de tuerca, ahondando en la forma de trabajar que siempre había desarrollado, en soledad o en equipo. Técnicas teatrales aplicadas. O más concretamente, Técnicas de Teatro de Creación aplicadas al ámbito artístico, empresarial, social y educativo. Lo que acabó convirtiéndose en mi tesis doctoral.

Tras este recorrido, ¿soy un hombre de teatro? ¿Soy un pedagogo? ¿Soy un creativo? ¿Soy un gestor empresarial? ¿Soy un dinamizador social?

Y entonces me he acordado de una entrega de premios a la que fui invitado hace ya unos cuantos años, del certamen de teatro de las escuelas de teatro privadas de Madrid.

En el estrado, los directores de todas las escuelas, Paloma Pedrero como dramaturga, y un servidor, como Pedagogo… en teoría…

Cuando, removidos por el reciente espíritu del 15-M, la mayor parte de los asistentes, alumnos de estas escuelas, empezaron a exigir circuitos, subvenciones, trabajo al finalizar las escuelas…, aguanté uno, dos o tres envites.
Pero al final respondí, y les dije.
‘Yo estoy aquí, precisamente por ser distinto. No por haber recibido lo que todos, ni haber buscado lo que todos, ni haber exigido lo que todos. Estoy aquí porque me he ido creando mi propia figura, formación y experiencia. Soy Fernando Bercebal y es muy difícil encontrar otro. No digo mejor, ni peor, sino con características, experiencias y mezcla de saberes, cuando menos, parecidos.

Les estaba hablando de eso que ahora está tan en boga: My personal branding.

Por eso hoy, cuando reflexiono, en el Día Mundial del Teatro, si soy un hombre de teatro, mi respuesta no puede ser más contundente.

Por supuesto que lo soy, igual que los millones de personas que, de una manera u otra se han acercado, han aprendido, han utilizado, han aplicado o, simplemente disfrutan, del arte de Talía.

Unos lo habrán recorrido por unos senderos, otros habremos andado otros trechos, pero nos habremos encontrado en más de un cruce y tendremos miles de oportunidades para volvernos a cruzar.

No, los hombres de teatro no solo son los actores o actrices, y eso que, en una ocasión, en un curso de creatividad para empresas, alguien me espetó, en forma de piropo, que esa forma de dar el curso solo era capaz de hacerlo un actor.

Los hombres y mujeres de teatro van desde un lector casual a un actor.
Desde un acomodador a una escritora. Desde un pedagogo que utiliza herramientas teatrales, a una directiva que aprecia las técnicas creativas para mejorar su empresa. Desde una coach que ha desarrollado técnicas expresivas hasta el impresor de ÑAQUE, Juanma.

Así que, por todos ellos y todas ellas. Por los que han sido, son y serán personas relacionadas de una u otra manera con el teatro, brindo, y deseo que podamos celebrarlo el resto de nuestras vidas y las vidas de los que nos sigan.

¡Gracias por seguir!

Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.

sábado, 21 de marzo de 2020

Trabajar la creatividad





‘Mirad la foto. Haced solo eso. El resto, que surja, y me lo enviáis.’ #creatividad

La frase con la que cerraba la última entrega de mi blog tenía un poco de trampa.
‘Haced solo eso.’

Había escrito durante unos cuantos párrafos que para ser creativos no hay que esperar a que suceda, y no se me ocurre otra cosa que pediros que solo miréis la foto y que, el resto, surja.

Lo siento, pero no. No es esperar a que surja. Se trata de que yo os he planteado la foto como provocación, como disparador. A partir de ahí, las propuestas, historias, ideas, proyectos que puedan surgir, no van a caer por su propio peso, ni van a aparecer por arte de birli birloque.

A partir del disparador, hay que poner en marcha nuestras propias neuronas, nuestros engranajes y mecanismos y ponernos a trabajar en nuestra creatividad.

Y como ya he dicho más de una y dos veces en este vuestro blog, la creatividad no es otra cosa sino elegir la mejor de las respuestas entre todas las posibles.
Si solo sabemos pintar con acuarela, es inútil que nos planteen expresarnos de forma plástica con toda la creatividad del mundo. Porque no voy a ser capaz de responder con carboncillo, ni con cera, ni con óleo, ni con vectorización digital, ni con grafiti… En fin, que las posibilidades para ser creativos se nos reducen ostensiblemente.

Entonces, ¿qué podemos hacer ante un disparador para poner en marcha nuestra creatividad? Pues lo primero es intentar verlo desde distintas perspectivas y buscar todas las soluciones posibles que tengamos a nuestro alcance. A partir de ahí, podremos elegir la mejor solución de todas ‘nuestras’ posibles y será entonces cuando podamos decir que nuestra creatividad está en funcionamiento.

Solo como ejemplo, al mirar la foto, he desgranado algunos temas de los que podría hablar:

Contrastes. La foto muestra fuertes contrastes entre el cielo, las nubes y los árboles. Y podríamos hablar de que no siempre lo más contrastado es lo que mejor se aprecia. A veces, cuando algo contrasta mucho sólo se aprecia la silueta. Faltan los detalles. Como los detalles de los árboles que, sin duda, los tienen, pero debido al fuerte contraste nos resulta imposible apreciar. Dos posiciones radicalmente opuestas son difíciles de entender si no conseguimos apreciar matices que no contrasten tanto las posturas… -Y podría seguir-.

Piezas que encajan. El hueco azul que dejan las nubes se podría rellenar con la forma de los árboles. Esa ramificación puede encajar con lo deshilachado de las nubes. Y es que, aunque partamos de elementos a priori distintos, lejanos, inconexos, siempre podemos encajar las piezas para conseguir un todo grupal, estructural, casi íntimo. Los equipos de trabajo que cuentan con personas diversas, con formación dispar, con opiniones y experiencias con orígenes inconexos, son equipos que pueden encajar y que quizás harán más esfuerzo por hacerlo. Los equipos que, aparentemente están en la misma longitud de onda de principio a fin, no solo tienen el peligro de ser monótonos, sino que su estructura, ilusoriamente monolítica, puede hacer aguas por muchas partes en cualquier momento… -Y podría seguir-.

Puzles. Ya que hablamos de piezas, quien haya hecho puzles sabrá que las zonas más complicadas son las de color plano y uniforme. Si esta foto fuera un puzle, sería complicado el cielo y las nubes, aunque las ramas son todas tan impersonales, que tampoco resultaría nada fácil ensamblar sus piezas. Se necesita personalidad, colorido, piezas únicas y contrastes suficientes para facilitar armar un buen puzle. Como los equipos… -Y podría seguir-.

Tres elementos. La foto es completa y solo tiene 3 elementos. Árboles, nubes y cielo. Un plano se define por tres puntos. Ergo, el asiento más estable es el de 3 patas, por el mismo principio. El tercero en discordia genera crisis, o ayuda a desempatar, o a arrojar luz sobre una discusión bipolar. Un elemento es monótono. Dos, tienden al equilibrio o a la inacción. Tres provocan, dinamizan, hacen que cada elemento se considere el tercero, observando a los otros dos…. -Y podría seguir-.

El cuarto elemento. Cuando nos dicen que nos fijemos en algo y nos lo explican, cerramos la mente a elementos que no hayan sido expuestos en la explicación. Una de las claves de la creatividad está en buscar más allá de lo obvio, más allá de lo planteado, y buscar elementos que no se hayan tenido en cuenta o no se les haya dado la importancia adecuada. ¿Os habíais dado cuenta de que, en esta foto, hay un cuarto elemento discordante? Las nubes, el cielo y los árboles son orgánicos y geométricamente amorfos. Sin embargo, si os fijáis en la parte derecha inferior de la foto, hay dos elementos que surgen, tímidos, discretos, con un color que no los distingue del resto de elementos. Pero y además son geométricamente regulares. Rectos, angulares. Sí, como jugando al despiste, se han colado los aleros de dos edificios en una estampa nada artificial. Si no somos capaces de apreciar estos detalles diferenciadores, podríamos llegar a pensar que son parte del tronco del árbol. A veces no somos conscientes de todo lo que los demás aportan porque, sencillamente, lo asimilamos a lo que ya hay, sin percatarnos de su singularidad… -Y podría seguir-.

Bien. A esto me refería con lo de buscar todas las posibles opciones para elegir la mejor. En apenas una página, he expuesto cinco posibilidades para hablar de la creatividad, el trabajo en equipo, las ideas y el pensamiento creador. Y el disparador ha sido en todas el mismo. Una foto que un tal Fernando Bercebal colgó hace unos días en su blog.

Podría no haber tenido ninguna idea y abandonar, pensando que no soy creativo.
Podría haber parado en la primera y pensar que había tenido la mejor idea del mundo.
Podría, incluso, haber pensado en muchas más y haberlas desechado considerándolas tontunás.

¿Qué es lo que he hecho? Trabajar mi creatividad. No esperar a que surja. Pico y pala hasta conseguir suficientes ideas que me hicieran sentir satisfecho o, al menos, que me colocaran en el trampolín de salida… -Y podría seguir-.

¿Habéis hecho algo parecido? ¿Queréis intentarlo vosotros? ¿Queréis proponer una provocación en forma de imagen, frase, texto, sonido…?

Provocad.

¡¡¡Provocadme!!!

Necesito trabajar mi pensamiento creativo y contar con vosotros me resulta indispensable.

¡Gracias por seguir!

Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.

lunes, 16 de marzo de 2020

Provocar la creatividad



No es la primera vez ni la última que escucharé o leeré a más de una persona afirmar que la creatividad surge del caos, del dolor, de la crisis (negativa)… Y desde el primer día que lo escuché, me posicioné en contra… Y sigo en esa tesitura.

Estaba cursando EGB (primaria para los más púberes), y compartía con un compañero el gusto por la escritura. Nos llegábamos a comparar con Quevedo y Góngora, no tanto por la calidad, sino por la competencia y los estilos de escrituras.

Dejaré a vuestra imaginación cuál de ambos era yo y cuál Rafa de la Cruz #rafadelacruz.

Surgió la figura de Edgar Alan Poe, y la supuesta necesidad del escritor de drogas y alcohol para conseguir el culmen de su capacidad escritora.

No sé si será porque nunca me gustó ni el alcohol (vino y cervezas moderadas) ni las drogas (ni el tabaco), pero por supuesto no podía asumir que, para escribir, para crear, estaba obligado a perder mi consciencia o mi felicidad.

¿Por qué hay que estar triste, decaído, frágil… para crear?

Desde aquellos años, he trabajado mucho, de forma consciente e inconsciente, en la mente, el pensamiento y el acto creativo y sigo sin moverme un ápice de mi posición.

La creatividad no tiene que venir provocada por crisis, situaciones o cuestiones ajenas a ti.
Puede haber disparadores para que tú pongas en marcha tu máquina creativa.
Pero y además, tu creatividad la tienes que provocar tú.

No es esperar a las musas. Es ir a buscarlas.
No es acudir a la inspiración. Es provocarla.
No es encontrar un motivo. Es buscar 100 y elegir el que más te motive.

De hecho, después de mucho hacer y leer, he comprobado que una de las situaciones más habituales que hace brotar pensamientos creativos es cuando tienes ‘ocupado’ el cerebro en realizar acciones cotidianas y repetitivas.

Cuántas soluciones e ideas te han venido a la cabeza cuando ibas conduciendo en tu ruta habitual, cuando estabas planchando o fregando platos a mano o incluso cuando te estás haciendo un café o un colacao y remueves inconscientemente la cucharilla a favor o en contra de las manecillas del reloj.

Realmente, lo que haces es liberar de las ataduras convergentes a tus neuronas, utilizas muy pocas para realizar esa acción, y el resto campa a sus anchas.

Os hago una propuesta.
Os quiero provocar.
He colocado, como siempre, una foto al comienzo de este post.
La foto puedo parecer tan sencilla como lo que es.
Copas de árboles brotando, nubes y cielo azul.

En mi próximo post, que puede que sea más pronto de lo habitual, escribiré a partir de esa foto.

Hoy la he colocado para provocar a mi creatividad… y a la vuestra.
Mirad la foto. Haced solo eso. El resto, que surja, y me lo enviáis.

¡Gracias por seguir!

Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.

domingo, 1 de marzo de 2020

Nunca digas la última!!!



Supongo que muchos de vosotros habréis oído o dicho esta frase: Nunca digas la última!!!

O quizás mejor, habréis dicho u oído: La penúltima.

Cuando te tomas una caña con su tapita, o los que os tomáis copas, o la última partida a un cierto juego de cartas o…

En fin, que cuando uno afirma que es la última vez que sucede o va a hacer algo, está cerrando la oportunidad a que se vuelva a repetir.

En el pensamiento creativo, más de una vez lo he citado ya, Georges Laferrière repetía su concepto del N+1. Son las infinitas opciones que tienes para hacer algo. Cuando crees que has probado todo, que se te ha ocurrido todo, que has optado por todo, siempre existe un ‘+1’ que te vuelve a abrir la puerta para crear, crecer o creer en lo que haces.

La semana pasada colgué una foto en Instagram haciendo referencia a mi última clase con un grupo de alumnos en TAI y como dos alumnas me habían traído dos manzanas como rito de despedida a un profesor que daba su última clase.

Sin embargo, alguien (María Jesús Salsoso, coach de emociones) dijo con buen criterio como comentario… ‘Nunca digas la última!!! Siempre hay más!!!’ Y no podía estar más de acuerdo con su comentario.

El pensamiento creativo si algo tiene, es que tiene que mantener abiertas las puertas y ventanas de forma constante, aunque parezca que ya haya entrado y salido todo lo que tenía que atravesarlas.

La probabilidad de que un pensamiento nuevo se base en uno ya reiterado es la misma que la de que surja uno nuevo sin buscarlo.

Siempre ha resultado chocante, pero aunque parezca mentira, la probabilidad de que salga la misma combinación de la primitiva dos semanas seguidas, es igual que la de que salgan números totalmente distintos, porque todas las opciones vuelven a estar intactas.

Pues así debe funcionar el pensamiento creativo. Debe estar abierto a que la última vez no exista, la última clase no exista, la última caña no exista, porque ser creativo no significa ser constantemente distinto, sino aprovechar la mejor de las opciones, aunque esta sea repetir la ya conocida.

Fluir. Eso hay que hacer con la creatividad. Dejarla fluir. Si te cierras a pensar que algo que hacías hasta un cierto momento de tu vida no se va a repetir, cierras las puertas a que la probabilidad actúe con absoluta libertad.

Y la creatividad necesita libertad absoluta para crear, crecer y creer en lo que haces.

Realmente, terminaré diciendo que fue mi última clase con ese grupo… por ahora. Quien sabe si, en otro momento, en otro lugar o en otras circunstancias me volveré a cruzar con alguno de ellos o con todos, para seguir compartiendo fragmentos de vida aprendiendo mutuamente.

No cerréis ventanas y puertas. Fluid!!!

Yo llevo más de media vida abriendo puertas en el mundo de la creatividad y la expresión a muchos profesionales de la educación, el arte, la empresa y muchos otros ámbitos y sé que luego, se tiran por las ventanas que les da la gana.

Y eso, sin duda, me hace creer más aún en que la forma en que comunico es válida, porque no les hago cerrar un solo camino, sino que abro puertas para que las crucen… O no!!!

¡Gracias de nuevo a los alumnos de ese grupo, y a todos los alumnos con los que he compartido momentos de crecimiento en común! Quién sabe si nos volveremos a encontrar algún día.

Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.