Inicialmente titulé esta entrega ‘Homenaje a
Les Luthiers’.
La reciente pérdida de Marcos Mundstock, el narrador
de voz profunda, y la algo menos reciente de Daniel Rabinovich, el gracioso,
payaso, clown…, me tentaban a hacerlo.
Sin embargo, como buen ejerciente de mis
propios principios teóricos, he dejado que estos sucesos ‘solo’ sean el
disparador de este texto.
Por eso ahora, el título, es homenaje al humor
en general, pero no a cualquier tipo de humor, sino al humor creativo.
Y algunos dirán: ‘¡El humor siempre es creativo!’
Y me place sobremanera contradecir esta afirmación.
Ya he recogido muchas veces la idea de que la
creatividad es la generación de múltiples ideas, para poder elegir la mejor de
las posibles. Y que, si utilizamos tan solo una pequeña parte de información, habilidades,
aptitudes…, la capacidad creativa merma y dificulta su objetivo.
Ese objetivo de la creatividad, ya hemos visto
también que puede ser múltiple. Desde la búsqueda de la innovación, hasta la solución
de problemas o, como sucede hoy, provocar la sonrisa inteligente del lector,
escuchante o espectador.
Finalmente, para que una idea o propuesta sea
realmente creativa, tiene que obligar al cerebro a pensar de otra manera. Tiene
que obligarnos a dar un salto creativo (Carlos Luna dixit).
Pues bien, Puedo dar cuenta de multitud de
actos de pretendido humor creativo que, puede que se puedan catalogar de humor,
pero no de creativo. Y quien dice humor, dice humoristas.
Aquellos que utilizan lugares comunes, actos,
frases e ideas repetitivas, cuyo catálogo de ‘pinturas’ se reduce a los 6 colores
primarios.
Aquellos que una vez que hacen un gag en escena
y notan que provocan hilaridad o sonrisa en el público, lo reiteran hasta la
saciedad.
Aquellos que se ceban en un espectro social
concreto, y que son incapaces de hacer ‘pretendido humor’ sin separarse de su ‘presa
social’.
Aquellos, no son creativos.
Esos cuyo objetivo no es que la gente sonría
con el cerebro, sino provocar actos reflejos en reacción a acciones extravagantes.
Esos que ocultan en un pretendido ‘humor
creativo’ el insulto, lo negativo, el exterminio de algo o de alguien.
Esos que intentan obcecar los cerebros en vez
de iluminarlos.
Esos, no son creativos.
Finalmente, estos que, a pesar de su gracia,
salero, su vis cómica, impregnan el auditorio de las ideas de siempre.
Estos con los que nuestro cerebro, tras
escucharles durante algunos minutos, sigue sin verse afectado en su
encefalograma.
Estos que no obligan a su audiencia a
esforzarse por comprender, a descubrir ese ‘click’ que nos hace sonreír o reír
a carcajadas.
Estos, no son creativos.
El humor creativo está lleno de ideas, por eso
es capaz de improvisar, porque tiene muchas donde elegir.
El humor creativo es el que busca la sonrisa y
la risa inteligente.
El humor creativo es el que nos obliga a darnos
cuenta de que no es tan fácil como parece.
No hay mejor humor que el que provoca la
reacción de la gente unos segundos después, cuando su cerebro ha conseguido
hacer su salto creativo, su ‘click’.
Podría poner miles de ejemplos de humor
creativo, como el conocido chiste del esqueleto que va al bar y pide una caña y
una fregona, pero no lo voy a hacer.
Como homenaje al humor creativo, déjenme añadir
tres enlaces de una pequeña muestra de lo que el ingenio humano es capaz de
generar.
Les Luthiers. Monólogo mal puntuado.
Tip
y Coll. Como servir un vaso de agua.
Los
Hermanos Marx. Una noche en la ópera. El contrato.
Hay cientos de miles más. Los españoles nos
acordaremos de Faemino y Cansado y su Kierkegaard, de Gila y su guerra, de
Martes y Trece y sus empanadillas y del amigo, familiar, profesor o alumno que
es capaz de soltar una ocurrencia desde la menor de las provocaciones.
Sí, generar humor creativo no es tan fácil.
Como no es tan fácil ser creativo.
Nadie dijo que lo fuera.
Eso sí, tiene solución.
Basta con seguir entrenando.
Y para ello os propongo que me remitáis
enlaces, ejemplos, o textos que reflejen ese humor creativo que, por cierto,
tanto hace falta en este mundo que vivimos.
Un último apunte. ¡¡¡El
humor creativo nunca ofende!!!
¡Gracias por seguir leyendo y, por supuesto, no solo se admiten,
sino que se agradecen comentarios!
Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.
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