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jueves, 30 de abril de 2020

Homenaje al humor... creativo




Inicialmente titulé esta entrega ‘Homenaje a Les Luthiers’.
La reciente pérdida de Marcos Mundstock, el narrador de voz profunda, y la algo menos reciente de Daniel Rabinovich, el gracioso, payaso, clown…, me tentaban a hacerlo.
Sin embargo, como buen ejerciente de mis propios principios teóricos, he dejado que estos sucesos ‘solo’ sean el disparador de este texto.
Por eso ahora, el título, es homenaje al humor en general, pero no a cualquier tipo de humor, sino al humor creativo.

Y algunos dirán: ‘¡El humor siempre es creativo!’
Y me place sobremanera contradecir esta afirmación.

Ya he recogido muchas veces la idea de que la creatividad es la generación de múltiples ideas, para poder elegir la mejor de las posibles. Y que, si utilizamos tan solo una pequeña parte de información, habilidades, aptitudes…, la capacidad creativa merma y dificulta su objetivo.
Ese objetivo de la creatividad, ya hemos visto también que puede ser múltiple. Desde la búsqueda de la innovación, hasta la solución de problemas o, como sucede hoy, provocar la sonrisa inteligente del lector, escuchante o espectador.
Finalmente, para que una idea o propuesta sea realmente creativa, tiene que obligar al cerebro a pensar de otra manera. Tiene que obligarnos a dar un salto creativo (Carlos Luna dixit).

Pues bien, Puedo dar cuenta de multitud de actos de pretendido humor creativo que, puede que se puedan catalogar de humor, pero no de creativo. Y quien dice humor, dice humoristas.

Aquellos que utilizan lugares comunes, actos, frases e ideas repetitivas, cuyo catálogo de ‘pinturas’ se reduce a los 6 colores primarios.
Aquellos que una vez que hacen un gag en escena y notan que provocan hilaridad o sonrisa en el público, lo reiteran hasta la saciedad.
Aquellos que se ceban en un espectro social concreto, y que son incapaces de hacer ‘pretendido humor’ sin separarse de su ‘presa social’.
Aquellos, no son creativos.

Esos cuyo objetivo no es que la gente sonría con el cerebro, sino provocar actos reflejos en reacción a acciones extravagantes.
Esos que ocultan en un pretendido ‘humor creativo’ el insulto, lo negativo, el exterminio de algo o de alguien.
Esos que intentan obcecar los cerebros en vez de iluminarlos.
Esos, no son creativos.

Finalmente, estos que, a pesar de su gracia, salero, su vis cómica, impregnan el auditorio de las ideas de siempre.
Estos con los que nuestro cerebro, tras escucharles durante algunos minutos, sigue sin verse afectado en su encefalograma.
Estos que no obligan a su audiencia a esforzarse por comprender, a descubrir ese ‘click’ que nos hace sonreír o reír a carcajadas.
Estos, no son creativos.

El humor creativo está lleno de ideas, por eso es capaz de improvisar, porque tiene muchas donde elegir.
El humor creativo es el que busca la sonrisa y la risa inteligente.
El humor creativo es el que nos obliga a darnos cuenta de que no es tan fácil como parece.

No hay mejor humor que el que provoca la reacción de la gente unos segundos después, cuando su cerebro ha conseguido hacer su salto creativo, su ‘click’.

Podría poner miles de ejemplos de humor creativo, como el conocido chiste del esqueleto que va al bar y pide una caña y una fregona, pero no lo voy a hacer.

Como homenaje al humor creativo, déjenme añadir tres enlaces de una pequeña muestra de lo que el ingenio humano es capaz de generar.

Les Luthiers. Monólogo mal puntuado.
Tip y Coll. Como servir un vaso de agua.
Los Hermanos Marx. Una noche en la ópera. El contrato.

Hay cientos de miles más. Los españoles nos acordaremos de Faemino y Cansado y su Kierkegaard, de Gila y su guerra, de Martes y Trece y sus empanadillas y del amigo, familiar, profesor o alumno que es capaz de soltar una ocurrencia desde la menor de las provocaciones.

Sí, generar humor creativo no es tan fácil.
Como no es tan fácil ser creativo.
Nadie dijo que lo fuera.

Eso sí, tiene solución.
Basta con seguir entrenando.
Y para ello os propongo que me remitáis enlaces, ejemplos, o textos que reflejen ese humor creativo que, por cierto, tanto hace falta en este mundo que vivimos.

Un último apunte. ¡¡¡El humor creativo nunca ofende!!!

¡Gracias por seguir leyendo y, por supuesto, no solo se admiten, sino que se agradecen comentarios!
Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.

#LesLuthiers
#TipyColl
#HermanosMarx
#Creatividad
#Humor
#FBercebal

jueves, 23 de abril de 2020

Extra!!! Extra!!!



No es habitual en mí escribir dos entradas del blog de forma tan consecutiva, pero este día se lo merece.

San Miguel… de Cervantes; San Guillermo… Shakespeare; San Jorge… y el dragón; San Día… del Libro.

Y no escribo por mi relación con ÑAQUE Editora, de quien ya celebré los 25 años.
Tampoco por ser autor de más de un libro de pedagogía creativa y teatral.

Celebro este día porque de todas las actividades que he desarrollado en mi vida, deportes, docencia, música, idiomas, creatividad, padre…, una de ellas, de las que más me gusta insistir es escribir.


Y eso quería hacer. Celebrar el día del libro, escribiendo.

Podría regalaros un chiste, un cuento, un relato o una pieza de microteatro.
Sin embargo, escribiré de forma escueta, como corresponde a un ‘extra’, sobre lo que llevo escribiendo últimamente. Sobre la creatividad y su entrenamiento.

Porque esto que hago yo cada cierto tiempo, escribir en este blog, y no solo aquí, no deja de ser, también, un entrenamiento en mi forma y fondo a la hora de escribir.

Acordaos como hace unos días, en mi entrada de ‘La curva de la competencia’, explicaba que hay un momento en el que un individuo descubre la potencialidad creativa en un aspecto determinado.
Ese momento, el S.N. (sé que no sé), es en el que cada individuo decide si desea profundizar en esa competencia, o no.


Yo hace muchos años, casi desde que comencé a escribir, decidí andar ese camino. Escribía redacciones por obligación, y también por devoción. Poemas, canciones, relatos, incluso, desde 3º de E.G.B. mis propios textos teatrales para la función del cole.

Luego escribía trabajos, estudios, cartas, proyectos, reclamaciones o escritos administrativos.

En todo momento en el que me enfrentaba a unir palabras para trasladar mensajes, tuvieran el objetivo que tuvieran, trataba de hacerlo cada día mejor.

En 1994, escribí mi primer libro. He escrito docenas de artículos y unos cuantos libros, solo o en compañía de otros.

Y desde 2012, escribo, con interrupciones, este blog.

Esto es entrenamiento, puro y duro.


No digo que escriba bien, o mal.
Eso, si necesitara ser juzgado, no soy yo quién.
Aunque basta con saber si hay personas interesadas en leerte o no, o si, simplemente, consigues el objetivo que persigues al escribir.


Y con todo y con eso, yo sigo escribiendo.

Y este entrenamiento, a veces roza el N.S. (no sé que sé), porque escribo sin parar y sin corregir y, aunque reviso la ortografía, apenas sí cambio alguna palabra o añado o quito algo después de escribirlo de una sentada.

Fluye.


Pues bien, todo esto no es para presumir o flagelarme por escribir lo que y cómo lo escribo.

Es sencillamente para recordar que, si habéis descubierto que, por qué no, vosotros también podéis ser más creativos, no dudéis en dar el paso en la dirección de la flecha del entrenamiento, y probéis a serlo.

Una y otra vez, acumulando experiencia, repeticiones, intentos, logros, avances para, en un futuro no muy lejano, ser conscientes de que lo sois y que, para seguir siéndolo, lo único que hace falta es seguir insistiendo.

Seguir entrenando.

¡Feliz Día! ¡¡¡Leed!!!
¡Gracias por seguir leyendo y, por supuesto, no solo se admiten, sino que se agradecen comentarios!
Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.

#diadellibro
#creatividad
#fbercebal

martes, 21 de abril de 2020

Creatividad y/o/e Innovación




Este vuestro blog no podía faltar a la cita en un día tan señalado como el de hoy: El Día Mundial de la Creatividad y de la Innovación.

Curiosa relación la de este blog con la efeméride, pues la última entrada que escribí antes de mi silencio para rematar mi tesis, fue precisamente un 21 de abril, pero de 2017, cuando en este día aún solo se celebraba el Día Internacional de la Creatividad.

Un año después, en 2018, la UNESCO instauró la conmemoración que se celebra este 2020 por tercera vez.


Y aprovecho este cambio de nombre, de advocación del día, para reiterarme en uno de los temas en los que más me gusta ahondar. La diferencia entre creatividad e innovación.


Hay quien piensa que son los mismos perros con distintos collares, y se podría aumentar la lista con el día de la creatividad, la innovación, la divergencia, el pensamiento lateral, la intuición…

Está claro que cuanto más larga haga la lista, más insostenible es pensar que son la misma cosa en contenedores distintos.


No. O al menos yo estoy convencido de ello.

La creatividad no es lo mismo que la Innovación.


En primer lugar, para situar el proceso cognitivo lógico, se puede ser creativo sin innovar, pero y además, es imposible innovar sin ser creativo.

En sentido opuesto, habrá quien piense que ser creativo para no innovar no es ser creativo. Y a esto simplemente habría que apuntar que, si bien la innovación es uno de los objetivos del pensamiento creativo, no es, ni mucho menos, el único.


Y de esta misma idea, sonsacamos la más clara diferencia entre creatividad e innovación. Sus objetivos.


La innovación tiene tres objetivos básicos.
  • .- Lograr un pequeña mejora (o grande) en el uso, la aplicación, el rendimiento… del objeto de trabajo.
  • .- Conseguir un cambio sustancial, es decir, en la esencia del concepto o la realidad trabajada.
  • .- Alcanzar una solución distinta a las ya aplicadas hasta ese momento para el problema a resolver o la aplicación a desarrollar.


Ahondando un poco, hay quien atribuye a Einstein la famosa frase de ‘Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo’. Y asocian esta frase al concepto de creatividad, cuando realmente se refiere al proceso de la innovación.

Lo que sucede es que, para poder lograr mejoras, hay que hacer muchas pruebas distintas; para conseguir un cambio sustancial, hay que intentar muchas modificaciones; para alcanzar soluciones o resultados distintos, hay que plantearse muchas y variadas opciones.

Y si bien el objetivo común es la innovación, la herramienta para conseguirlo no es otra que la creatividad.


Porque creatividad, como ya he repetido en muchas ocasiones en este blog, no es tener ideas sublimes, geniales y repentinas, sino acumular la mayor cantidad de ideas posibles y distintas, para dar con la más adecuada o la que más nos convenza.


Por esto precisamente, a veces, la creatividad no busca innovar.

Busca tener opciones para elegir, para repetirse, para disfrutar, para resolver conflictos, para ser más evidente o más insondable, más nítido o más oscuro, más sonoro o más callado, más dulce o más amargo, más espiritual o más terrenal, más abierto al saber o más ignoto, más innovador… O… No!

La creatividad acumula experiencias, conocimientos, encuentros y saberes. La innovación elige, coloca y distribuye ese saber para conseguir ciertos objetivos.

Lo que sucede es que no es solo la Innovación la que se nutre de la creatividad. También la resolución de conflictos usa y abusa de ella; el arte, en todas sus manifestaciones, la gestión de las emociones, y la inteligencia emocional; la cocina, la nouvelle y la tradicional; los juegos de mesa y los de toda la vida; las canciones populares y Prince, que murió tal día como hoy hace ahora 4 años…


Si, no es lo mismo ser creativo que innovador, pero y además, si la innovación se nutre del pensamiento creativo, no se puede intentar ser innovador sin entrenar la creatividad.
Es como el actor que pretende ser un gran improvisador sin entrenar su cuerpo y su voz en el espacio.
Puede que tenga suerte de vez en cuando, aunque lo más probable es que acabe fallando por su falta de técnica esencial.


La creatividad es la técnica esencial que necesita una persona para llegar a innovar.
Y el convencimiento de que es entrenable, es la esperanza para llegar a pensar que la innovación es inagotable.

¡Feliz Día! ¡¡¡Seguid entrenando!!!
¡Gracias por seguir leyendo y, por supuesto, no solo se admiten, sino que se agradecen comentarios!
Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.

#Creatividad
#Innovación
#FernandoBercebal

lunes, 13 de abril de 2020

Un polímata y su entrenamiento



Polímata delgriego πολυμαθής ('polimathós'), persona con grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas.

Quien leyera mi post anterior, se preguntará por qué no hilo con la idea del entrenamiento creativo.
Por qué empiezo con esta definición.
Y, sin embargo, rápidamente se dará cuenta de que es, precisamente, lo que intento.

El próximo miércoles 15, celebramos el nacimiento del más afamado polímata de la historia de la humanidad: Leonardo da Vinci #LeonardodaVinci.

Y por qué no decirlo, quizás sea uno de los personajes de referencia, mitos o ídolos de muchas personas (entre las que me incluyo), que hemos desarrollado conocimientos, como diría Tomás Motos, poliédricos.


A nadie ya se le escapa el resultado de la ecuación. Leonardo. Polímata. Creatividad. Entrenamiento.


Desde que sumé a mis múltiples ocupaciones e intereses el de la Creatividad, he defendido su ‘entrenabilidad’, si es que existe un palabro parecido.
Y cada vez que me planteo y planteo cómo entrenarla, acabo recordando unas palabras que escribí en la última página de mi primer libro Drama que, dicho sea de paso, volvería a suscribir tal y como está escrito, 25 años después:
¡LO IMPORTANTE ES HACER!

Una persona que quiera entrenar su creatividad, lo único que tiene que hacer es intentar probar con muchas cosas o, al menos, con acciones, ideas, asociaciones, formas de hacer, ver o pensar a las que su cerebro no esté acostumbrado.


Tiene que obligar a su cerebro a pensar de otra forma. Perspectivas. Asociaciones. Cambio de hábitos. Cambios de recorridos. Cambios de rutina. Cambios de experiencias.


Entrenar la creatividad no es esperar a que venga la musa o la inspiración, aunque ayuda.
No es ponerse en postura de meditación y poner la mente en blanco, aunque ayuda.
No es hacer ejercicios ‘creativos’ de los que vienen en manuales de trabajo mental, aunque ayuda.
No es ponerse a planchar o a conducir o a realizar cualquier acción que podamos hacer de forma automática para liberar las neuronas para otro pensamiento, aunque ayuda

Para entrenar, lo único que hay que hacer es … HACER… y ser consciente de que se está haciendo.


Es atravesar la curva de la competencia del saber que no se sabe S.N. al saber que se sabe S.S., siendo conscientes de cada mejora, de cada avance en nuestras capacidades.

Y no es hacer una cosa concreta u otra.
Es HACER, con mayúsculas, tal y como aparece en el libro.

De ahí que haya conectado el concepto del entrenamiento creativo con el hecho de ser polímata y con la figura de Leonardo.


Leonardo fue sabio en muchas artes humanas y científicas. Pintor, escultor, matemático, astrónomo, óptico, mecánico, lingüista… Y cada nueva área en el que se sumergía, veía facilitado su progreso por lo que ya tenía avanzado en el resto de las áreas. Parecieran o no adyacentes.
Y no diré más cosas de él, pues otros dirán y sabrán más que yo.


Cuántas veces habréis solucionado un problema aplicando soluciones de ámbitos que no tienen nada que ver.



Un profesor de teatro me dijo hace ya años, que un actor debía aprender a hacer cualquier cosa. Desde barrer a tocar el piano. Porque nunca sabía qué habilidades iba a necesitar para su próximo papel.


Pues una mente creativa, aplicada a cualquier habilidad, arte, ámbito educativo, social o empresarial, lo que debe hacer es aprender y hacer muchas cosas.

Cuantas más cosas, mejor, porque tendrá más posibilidades de combinarlas, asociarlas, correlacionarlas y conseguir avanzar en nuevos conocimientos a través de su mente creativa.


Y habrá quien diga… Pero cómo exactamente.

Pues desde cocinar cosas nuevas con combinaciones nuevas de alimentos y condimentos, hasta limpiar de forma distinta, pasando por aprender letras de canciones y poemas, o leer, simplemente leer, buscar palabras en el diccionario, buscar palabras en otros idiomas, contemplar fotografías, cuadros, imágenes en movimiento, o la naturaleza, urbana o rústica que tengas a tu alcance. O acabar haciendo un ramo de flores con gominolas de múltiples colores. Y escuchar. Escuchar activamente mucho, para acumular opciones con las que crear después. 


Si realmente queréis que detalle ejercicios, decídmelo y lo haré, aunque en algún post anterior ya proponía algunos.

Pero haced. Simplemente haced!!!


Y hoy, para terminar, aprovechando que es el Día internacional del beso, besad!!!

Y sed creativos besando, a quién, cómo e incluso por qué!!!


¡Gracias por seguir leyendo y, por supuesto, no solo se admiten, sino que se agradecen comentarios!

Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.  Un enorme beso a todos!!!!

#fbercebal

#ñaqueeditora

#creatividad

#teatrodecreacion

#devisingtheatre



domingo, 5 de abril de 2020

La curva de la competencia



Con mis últimas entradas, y para poder explicar lo que proponía de trabajar la creatividad, he recuperado la explicación de la Curva de la Competencia. En mis clases de Deontología, y en sesiones de creatividad para docentes y empresas, les suelo mostrar este diagrama.

Es el gráfico que aparece como imagen en esta entrada del blog, y que es una versión de la explicación que Carlos Luna #carlosluna nos enseñó en una formación de Fundación Botín #fundaciónbotin.

En ella les explico que uno no puede desarrollar una habilidad, una aptitud, una competencia, si no es consciente de que no la tiene desarrollada.

Es decir, si no conoces que existe la lengua Piraha, no es posible intentar aprenderla.
En el instante en que eres consciente de que ese saber existe y tú no lo tienes desarrollado, surge el momento clave.
Es una cuestión personal.
Es tomar la decisión de aprender la lengua, o no.
Y, a partir de ahí, eres tú y la forma en que intentas desarrollar esta capacidad lo que determina si la desarrollarás de forma consciente, o no.


En el pequeño esquema estos puntos clave se marcan con

N.N. No sabes que no sabes. Estás en la parte subconsciente de tu aprendizaje. Cuando aún no eres consciente de tu ignorancia. Lo que Carlos denomina un incompetente inconsciente.

S.N. Sabes que no sabes. Es el punto crucial, cuando descubres que 200 personas en lo más profundo del Amazonas hablan Piraha, y tienes que tomar la decisión, ahora ya en tu nivel consciente de aprendizaje, de si quieres desarrollar esa capacidad lingüística, o no.

S.S. Si decidiste que querías aprender, con gran esfuerzo dedicación y esa flecha roja del centro, llegas a este punto donde sabes que sabes de forma consciente.

N.S. Finalmente, tras mucha repetición y trabajo, puedes llegar a tener esta capacidad sin estar en el nivel de consciencia, con lo que podrías hablar Piraha sin necesidad de concentrarte ni pensarlo, sino de forma inconsciente, como hablas tu idioma materno.


Traslademos esto al pensamiento y la acción creativa, partiendo del principio que llevo defendiendo desde el principio de este blog, y no hablo de las entradas de 2020, sino desde que empecé a escribirlo hace ahora 8 años, el 31 de marzo de 2012: La creatividad es una capacidad entrenable.

Hay personas que, directamente, piensan que no son creativas, o que no pueden serlo.
Están en la N.N. No son conscientes de que exista una realidad llamada Creatividad, que tienes desarrolladas más de 200 personas del Amazonas profundo. O, al menos, creen que eso no es para ellas.

De repente un día, por azar, por ósmosis, o por asistencia a un curso o la presencia de un docente o un amigo que les provoca esa capacidad del pensamiento que es la creativa, se dan cuenta de que pueden serlo, y dan el salto a la S.N.
Ahora ya es una decisión personal. ¿Quiero desarrollar mi creatividad? ¿O me enroco en la idea de que eso no está hecho para mí y decido no avanzar por la flecha roja?

Si deciden dar el paso, les costará mucho esfuerzo, repetición, éxito/fracaso, llegar a un punto como el S.S.

Y aquí está la clave. Hay personas con capacidad y pensamiento creativo muy poco desarrollado y otras que sí se ven con altas capacidades creativas que tienen un punto en común en su forma de pensar.
Opinan que llegar al punto N.S. en creatividad es innato y no se puede entrenar.
Es decir, o naces creativo o no puedes llegar a serlo.

Por tanto, las primeras ven imposible llegar a ese punto de ser creativos de forma inconsciente.

Por la misma regla de tres, las segundas, creen que al haber ‘nacido’ con estas capacidades, estarán ahí ‘eis tous aeonas ton aeonon’ o ‘in secula seculorum’.

Craso error en ambos casos, bajo mi modesta opinión.

Los unos, porque si se empeñan, la creatividad, como cualquier otra capacidad humana, puede aprenderse y desarrollarse.

Los otros, porque si piensan que, sin ningún esfuerzo, esa capacidad va a estar ahí para siempre, sin inmutarse y en plenitud de facultades, se acabarán llevando un chasco más tarde o más temprano.


Y es aquí donde entra esa flechita roja que parece no decir nada sino tan solo indicar la dirección del progreso.

A este tamaño no se descubre la palabra que lleva en su interior, pero y además, más de uno, conociéndome, ya habrá descubierto.

Sí, no es otra que… ENTRENAMIENTO.

Este concepto puede llevar a un ignorante a ser sabio, o a un pretendido sabio, sin ejercitarlo, a la más completa de las ignorancias.


De este concepto del entrenamiento en creatividad y su importancia, os seguiré hablando en el próximo post.

¡Gracias por seguir!

Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.