Como alguien apostilló no hace mucho en este blog, una de mis mayores virtudes es la de provocar. Me encanta hacerlo y disfruto cuando logro que, con mis palabras, surjan reflexiones de otros. Incluso mejor, acciones de otros.
Más aún, no solo me hace feliz provocar, sino que me entusiasma cuando lo hacen conmigo. Esta nueva etapa del blog se está caracterizando por la concatenación de temas en función de lo que vosotros, lectores, me lanzáis. Me provocáis.
Pues bien. Uno de los últimos comentarios rezaba: 'Debe la persona ser inteligente para crear? O sea, la creación es parte de la inteligencia o viceversa?'
Y perdonad que no sea creativo en la respuesta, pero me encanta que me hagas esa pregunta.
Como he hablado mucho de lo que es ser creativo, me gustaría centrarme primero en qué es ser inteligente.
Desde que yo era pequeño, era habitual en los centros escolares realizar tests de inteligencia para, por qué no admitirlo, descubrir las carencias y virtudes de cada cual y facilitar la labor docente sabiendo de dónde podían o debían tirar más o menos de ti.
Desgraciadamente, también servían para encasillarte.
No se hablaba del más o menos inteligente, sino del 'tonto' y del 'empollón'. Adjetivos que, hoy en día, en esta era de piel más fina, serían objeto de denuncias por acoso escolar. Pero eso es otra historia.
A donde yo quería ir es que esos tests miden 'un tipo de inteligencia'. El famoso IQ (en alemán Intelligenzquotient), o CI (en castellano cociente intelectual).
Capacidades lingüísticas, matemáticas, visuales, abstracción...
No fue hasta 1990, con Peter Salovey y John Mayer, que se empezó a utilizar el término que luego hizo popular Daniel Goleman de Inteligencia Emocional (IE).
Esta mide otros parámetros más relacionales como la conciencia de uno mismo, la empatía, las habilidades sociales...
Y podría pero no quiero embarrarme más con Gardner y sus inteligencias múltiples.
Así que, ¿a qué llamamos inteligencia?
Y segunda pregunta, ¿es proporcional la creatividad a alguna de estas varas de medir?
Según el propio Goleman, el éxito personal, profesional y económico, tiene poca relación causa efecto con el CI.
Ya que, por muy inteligente (CI) que uno sea, si no es capaz de poner sobre la mesa sus capacidades con una buena dosis de control de las emociones personales, sociales, empatía, asertividad, resiliencia... No podrá aprovecharlas adecuadamente.
De hecho, hay estudios que, desde principios del siglo pasado (Terman, Universidad de Stanford), constatan que no existe correlación entre CI y éxito profesional, sin embargo, otros más recientes sí la encuentran entre la IE y el éxito personal, financiero y profesional.
Pero cuidado. No es una relación directa. Es una relación de facilitar la posibilidad de mejorar.
Y aquí es donde entra, por fin, la creatividad.
En el programa Educación Responsable de Fundación Botín, en el que trabajé durante 4 años, se comenzó hace ya unos cuantos años a trabajar, con el profesorado de centros docentes, los aspectos más necesarios para lograr una mejora educativa a través de tres áreas fundamentales: lo emocional (personal, empatía, autoestima) lo cognitivo (autocontrol, toma de decisiones) y lo social (interacción, asertividad).
Entonces se abrió paso un bloque que cuadró el círculo, o que hizo que la fusión de los bloques adquiriera mayor sentido si cabe: la creatividad.
El módulo creativo se imparte al profesorado una vez desarrollado el resto, y su funcionalidad está enfocada a la búsqueda de respuestas y soluciones a problemas.
Generación de ideas.
Dicho todo lo anterior, permitidme que vuelva a escribir la provocación inicial: 'Debe la persona ser inteligente para crear? O sea, la creación es parte de la inteligencia o viceversa?'
Y ahora me temo que me repetiré en argumentos ya aparecidos en este blog aunque los objetos de argumentación no sean los mismos.
Lo primero es que cada cual, por el hecho de ser persona, ES creativo y SE HACE creativo. La creatividad se entrena y como la creatividad, el CI y la IE, son igualmente entrenables.
Y claro, el entrenamiento para mejorar el pensamiento creativo mejora, indirecta y directamente el CI y la IE, porque trabaja la perspectiva, lo novedoso, las relaciones inusuales, la búsqueda de ideas, la espontaneidad, la improvisación, la divergencia... Y todo ello mejora el aspecto intelectual del individuo.
Lo segundo es que, al igual que ser creativo no significa ser innovador, ser creativo tampoco significa ser inteligente.
Por supuesto, para innovar se necesita el pensamiento creativo porque estimula la generación de ideas y hace posible que se cuente con muchas más opciones para seguir el camino de la innovación.
De la misma manera, el entrenamiento creativo mejora aspectos que, a su vez, mejoran, entrenan y perfeccionan tanto las capacidades medidas en un test CI, como los aspectos personales, sociales y cognitivos de la IE.
Lo tercero es que, consideremos el tipo de inteligencia que consideremos, incluso las inteligencias múltiples de Gardner, esta necesita que nuestro cerebro esté abierto a nuevas opciones, a nuevas conexiones, a crecer...
Eso es lo que mejor sabe hacer el entrenamiento creativo.
Ser provocador creativo no es otra cosa que obligar a tu cerebro a que piense de otra manera.
Y si tu cerebro ya pensaba bien de la manera 1, siempre será más inteligente si es capaz de pensar también de la manera 2.
Por tanto, y para no aburriros más, dejadme que, por tercera vez, repita el cuestionamiento: 'Debe la persona ser inteligente para crear? O sea, la creación es parte de la inteligencia o viceversa?'
Sí, es mi respuesta a las dos preguntas. Pero y además, con los siguientes matices.
.- Las personas no somos inteligentes en contraposición a 'tontas'. Todos somos inteligentes. Algunos con mayores capacidades para un test CI y otras para uno de IE. Eso sí, todos tenemos un cierto grado de inteligencia que es imprescindible para poder obligar a nuestro cerebro a ser creativos..- No solo todos somos inteligentes, en mayor o menor medida sino que, como ya he dicho en más de una ocasión, el hecho de ser seres humanos nos hace ser, inherentemente, creativos... en mayor o menor medida..- La manera de lograr incrementar nuestra inteligencia y nuestra creatividad no depende de nuestra fisiología ni nuestra genética enteramente, sino y fundamentalmente, de nuestro entrenamiento..- Y, definitivamente, SÍ. La creación forma parte de la inteligencia en tanto en cuanto elemento para mejorarla ya que, si entrenamos nuestras capacidades creativas, nuestra capacidad de generar ideas, nuestra capacidad de hacer pensar a nuestro cerebro de forma distinta, le pondremos una alfombra roja a nuestra inteligencia, medida de la forma que queramos, para que tenga más fácil la posibilidad de crecer.
¿Esto es automático?
Ya he dicho muchas veces que esto de la creatividad no es fácil, cansa y necesita entrenamiento.
Nadie dijo que fuera fácil...
Pero y además, lo es.
¡Gracias por seguir leyendo y, por supuesto, no solo se admiten, sino que se agradecen comentarios!
Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.
Muchas gracias por haber escrito sober estey tema que me provocó al leer su artículo anterior.
ResponderEliminarMe parece muy interesante que la creatividad necesita entrenamiento y me gusta mucho la parte que señala a que todo ser humano es inteligente.
Yo nunca he creído que los test de inteligencia solamente pueden determinar si uno es inteligente o no.
Todos somos inteligentes y creativos por el simple hecho de vivir y enfrentarnos a los problemas de la vida. Creo que encontrar varias soluciones a nuestros problemas forma una parte de la creatividad.
Una reflexión muy interesante.
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