POR SAN BLAS… OTRA FORMA DE ENSAYAR!!!
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Ante todo, quiero disculparme por este pequeño parón
invernal provocado, no por el estado de hibernación de mi cerebro y dedos, sino
más bien por todo lo contrario, por el exceso de obligaciones más urgentes y
prioritarias.
Espero que aquellos que me leéis no me hayáis echado ya en
el olvido, ni los que me habéis descubierto hace poco penséis que soy un ‘malqueda’.
Me gusta jugar con las fechas y estaba esperando una fecha
interesante para ‘volver’. San Valentín está algo lejos y para esa fecha
reservo otro tipo de post, supongo.
Y me dije, cómo no hacer caso del refranero que tanto juego
y diversión me provoca y hago como las aves matronas reapareciendo cuando las
primeras heladas ya han pasado y los días comienzan a alargar desde hace ya una
cuarentena.
Sí, ‘por San Blas, la cigüeña verás’. Símbolo de que todo lo
hibernado vuelve a la vida y que aquello que parece estar dormido en un rincón
no está más lejos de esa realidad.
Simplemente, espera su momento para reactivarse y afrontar
la mejor primavera posible.
Tengo en mente un progenitor de prole numerosa que prometió
hacer heredero universal al primer nieto que llevara tal onomástica. No pudo
ser, pero desde aquel momento, este nombre corto pero contundente, como las
gachas que se preparan en su honor en Tribaldos, provincia de Cuenca, o las
fiestas de Navarra, se hizo un hueco en mi imaginario y disfruto viendo
aparecer las primeras cigüeñas en las alamedas o las torres.
En mi Mancha, cerca de casa. En esa Extremadura, dura y
llena de nidos repoblados desde Campanario a Plasencia. En esa Castilla Vieja
desde las dehesas salmantinas a las alamedas sorianas.
En todas partes, en este centro rudo, duro, helado y claro,
las cigüeñas vuelven para dar aviso de que esto no se para y de que hay que
seguir adelante, sin cansarse.
Cambiar la forma de ensayar!!!
En fin, cual cigüeña vuelvo y, vuelvo, entre otras cosas, porque
me provocan…
Es curioso descubrir cómo hay personas que logran bloquear
tu capacidad creativa, o casi, y otras que te ayudan a pensar, a crear, a
crecer…, a creer!!!
Estas últimas son muy valiosas. Si descubres alguna no te
alejes mucho de ella, porque una persona que te haga pensar vale mucho más que cualquier
tiempo tuyo intentando hacerte pensar a ti mismo.
Es lo que siempre he dicho. Un buen pedagogo aprende más de
sus alumnos de lo que sus propios alumnos creen. No en vano, si tiene
desarrollada su escucha, y está entrenado a trabajar su potencial creativo, sus
alumnos son disparadores continuos y flujo de ideas, propuestas y, sobre todo,
cuestionamientos.
Aquí está la clave.
En estas andamos cuando un alumno me pregunta:
‘¿CÓMO DESINTOXICAR UN ENSAYO?’
O, como yo he redactado, ‘¿Hay otra forma de ensayar?’
Pareciera que me estuviera espiando por una rendija pues la
sensación que provocan en ciertos momentos y circunstancias los ensayos, es la
misma que la que provoca el invierno si uno solo busca guarecerse e hibernar.
Ensayar no deja de ser un acto aparentemente repetitivo y,
por ende, aburrido y desmotivador… a no ser que...
¿Y si miráramos al invierno de los ensayos con otro prisma? ¿No
son maravillosos esos días helados y claros de estas tierras extensas de
interior?
Día de febrero, San Blas, sol a pleno rendimiento, si estás
a la sombra estás bajo cero, pero a pleno sol puedes incluso quedarte en mangas
de camisa y, por la noche, helada nocturna con un cielo que revienta de
estrellas titilando que no, aunque pudieran, tiritando.
Pues bien, descubramos ese sol de invierno en los ensayos e Intentemos
llevar adelante la idea de la propuesta. Cómo hacer para que los ensayos no
entren en barrena en los vicios, no limiten las nuevas aportaciones, no impidan
al montaje seguir creciendo… En definitiva, para que los ensayos sigan siendo
realmente parte de un proceso de creación y no un anquilosamiento de lo
conseguido.
Que no provoquen hibernación sino, como reza cierta camiseta
que estrené hace ya unos cuantos años, que respondan a la idea de ‘La vida es feliz,
como una cañita al sol del invierno.’
Si nos anquilosamos, nos aparecen las realidades que siempre
hemos temido.
Aburrimiento, reiteración, relajamiento excesivo, bajón en
la tensión y la calidad… Socorro!!! Vamos a hacer otra cosa que ésta ya nos
supera!!!
Y, aunque el objetivo fundamental es conseguir lo que busca
esta frase, ‘Dejad que cada uno haga su papel como quiera, aportando su propia
personalidad e ideas y no imitando lo ya hecho’, creo que sería más interesante
y enriquecedor conseguirlo de forma indirecta, sutil… Que parezcan ideas suyas…
Es decir, como todo lo que muchas veces soléis hacer… a
menudo…
Bien, os hago una propuesta práctica concreta. Yo os abro
algunas puertas y luego vosotros, elegid la ventana por la que tiraros al
vacío!!!
1.
Buscar cosas nuevas
2.
Modificar cosas ya existentes
3.
Consolidar las ya existentes con ‘Cómo
digo o hago yo…’
4.
Jugar a qué me falta!!!
5.
Descubrir cosas aún no descubiertas
Empiezo por el final.
5.- Un ejercicio interesante es hacer que todos los
participantes observen a sus compañeros cuando no estén en escena y traten de
apuntar al menos tres cosas de alguno de ellos o una de cada uno que crean que
los demás no se han dado cuenta que hacen, dicen, gesticulan… y que los hace
más llamativos, extraños, sorprendentes, o simplemente los hacen como son…
Esto nos proporciona rasgos que podemos potenciar, copiar
con otros intérpretes o, sencillamente, hacer ver que son como son y que nadie
puede imitarlos.
4.- Cojamos cada escena y repitámosla con un personaje
ausente. Hay que repetirla tantas veces como personajes haya en la escena. El
intérprete del personaje ausente tendrá tentaciones de decir y hacer su parte,
pero está totalmente prohibido. Se trata de que tanto los que están actuando
como los que están observando se den cuenta de qué parte tanto textual como de
acciones es imprescindible, y cuál no lo es tanto y por tanto puede
modificarse.
Realmente este ejercicio está haciendo de forma sutil lo que
se les suele decir no tan sutilmente normalmente… ‘¿Por qué tienen que hacerlo
como lo hacía Pepito? Pepito no está. Ahora que lo rellene otro.’
Si una escena es representable en ausencia de un personaje
sin ‘sufrir’ mucho, tiene pocas explicaciones. O no necesitamos al personaje, o
necesitamos buscar algo para que el personaje tenga sentido. Y ese algo puede
ser, otra forma de hacerlo, otro contenido, otro personaje o…
¡¡¡Abracadabra!!!, otro intérprete que no interprete como lo hacía el anterior.
En consecuencia, este ejercicio nos da pautas para saber lo
que hay que mantener de un personaje ya establecido y lo que es sustituible o
evitable.
3.- Cada personaje es una mezcla entre lo que se propone
desde el texto, lo que se desarrolla como creación de grupo y lo que aporta el
intérprete!!! Esto último es lo que primero se olvida cuando un nuevo
intérprete llega a un grupo. El grupo tiene ya estudiado el texto y ha
trabajado como grupo hasta la saciedad. Lo que aporte el nuevo intérprete
parece no tener importancia.
Juguemos a ‘Cómo yo…’
Es tan sencillo como pensar en acciones o textos sencillos e
irlos haciéndolos cada vez más complejos, y hacer que cada uno lo haga según su
forma de ser.
Cómo dices buenos días. Cómo saludas de lejos. Cómo das la
mano. Cómo das dos besos. Cómo miras a los ojos. Cómo gritas. Cómo susurras.
Cómo te enfrentarías a un perro furioso. Cómo te enfrentarías a una situación
incómoda. Cómo declararías tu amor… Y así hasta el infinito…
Partiendo de este juego, revisamos escenas que tengamos ‘muy
consolidadas’ y las hacemos interpretar por intérpretes que sean claramente
distintos, algunos de los que vayan a hacer el personaje y otros que no.
Notaremos la diferencia y apreciaremos esa diferencia. No se trata de una
competición a ver quién nos gusta más, sino de apreciar lo curioso que es ver
la misma escena con registros y matices distintos. Casi podríamos tener varias
versiones de una escena e incluso, quien sabe, en un futuro, en la propia
representación, igual que se hace rebobinar una escena para volverla a pasar,
se puede interrumpir la escena para volverla a ver cambiando totalmente los
intérpretes que lo hagan de forma totalmente distinta y haga, creo, reír al
público.
El objetivo final es darnos cuenta desde dentro, hacia
afuera, de la riqueza que supone tener intérpretes distintos a los que estamos
habituados, para desarrollar las escenas, los personajes, las obras…
2.- Visto esto, ya resulta más fácil asumir que se pueden
modificar cuestiones, escenas, incluso texto ya asumido como inamovible. Si ya
hemos visto que puede ser curioso, interesante, divertido, nos gustará provocar
la búsqueda de elementos que queramos cambiar.
1.- Finalmente, es muy posible que esto nos de pie para
querer hacer crecer la obra con elementos nuevos y, quien sabe, finalmente
darle las gracias a los nuevos por hacernos ver la vida de otra manera.
Realmente quería llegar a esto.
Muchas veces, nos empeñamos en que la única forma de ver la
vida (la obra), es la que llevamos viendo y viviendo desde que empezamos con
ella en la etapa que vivimos en la actualidad (los ensayos de esta obra).
Y a veces, la aparición de una persona nos abre los ojos al
cambio o, sencillamente a ver, sentir, reaccionar y vivir de manera diferente.
Por eso, si esto nos enriquece y nos hace sonreír más, lo
único que nos queda es decirle a esa persona…
Gracias Gracias Gracias…
Esa persona es la cigüeña que nos avisa de que, si nos
habíamos quedado hibernando, ya va siendo hora de despertar a la siguiente
primavera.
Cada San Blas nos lo recordará, si hace falta…
Hasta que llegado un día, quién sabe si dentro de un año,
dos, cinco o cincuenta, no será la cigüeña la que nos despierte del letargo,
sino que nosotros, ya avezados, estaremos atentos para darle la bienvenida a las
cigüeñas y, por qué no, a San Blas.
Qué nombre tan pequeño, tan aparentemente frágil, y cuánta
fuerza en su interior.
Como esas personas que, como dije al principio, nos hacen crear,
crecer y creer en ellos y en ti mismo.
Se las ve, de repente, tan grandes!!!
Se admiten, agradecen, desean… comentarios…
Gracias, gracias, gracias...
ResponderEliminarAhora mismo, aunque en la Ciudad de México no haya las temperaturas ni las heladas que sufren en la Mancha, estoy hibernando. La vida (como dices, la obra) me puso de cabeza el último semestre y decidí meterme a la cueva como buen plantígrado que parezco.
Y la semana pasada apareció la cigüeña... y aparecieron las dudas... ¿será tiempo de asomar la cabeza fuera de la cueva?
Y ahora apareces tú y tu blog... y me haces dudar más...
Ni hablar... parece que ya es tiempo de sacudirse.
Un gran abrazo (de oso)
Muy interesante, Fernando. Me viene al pelo, pues estamos precisamente en plenos ensayos. Saludos. Jesús Ribote
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