Bienvenida · Welcoming

jueves, 18 de junio de 2020

Tan distintos ... y tan iguales!!!



Siguiendo con la idea de formar buenos equipos, con esa visión 3D de los componentes humanos del engranaje, hoy me voy a centrar en esas personas que aducen no tener ningún interés en el proyecto para convertirse en pasivos o incluso elementos que reman contracorriente.

No podemos luchar contra el desinterés. Es una decisión unilateral...
O...No!!!

Ciertamente, el desinterés puede parecer una decisión tomada desde un extremo del binomio proyecto-participante. Sin embargo, hay una frase lapidaria que suelo utilizar en formaciones relativas a la comunicación.
'Si tu mensaje no llega, no le eches la culpa al receptor. Modifica tu mensaje!!!'

En esta misma idea, si algún proyecto no motiva o dinamiza a un equipo, no esperes a que suceda el milagro de la motivación espontánea.
Posiblemente bastaría con cambiar la forma de exponerlo, desarrollarlo o expresar los objetivos y expectativas de otra manera.

¡Es muy fácil decirlo! Pero cual de las cien mil formas que hay para expresar una idea o un camino a seguir, es la adecuada para motivar, integrar y aprovechar el impulso creativo de cada uno de los miembros de un equipo que, al fin y a la postre, son individuos con características únicas, irrepetibles y difícilmente maleables.

Pues volvemos a una idea de la semana pasada. ¡Hay que conocerlos!


Si nos detuviéramos un poco a conocer a las personas que van a formar parte o forman parte de nuestro proyecto, nos resultaría un poco menos difícil dar con puntos claves de motivación y atracción.

Gustos y desagrados. Colores y sabores. Ritmos y estados de ánimo...

No digo que haya que hacer una versión del proyecto a la carta para cada persona que forma parte de él.
Solo digo que si necesitamos que la energía de una persona se implique de forma completa en el desarrollo de la actividad, conocer a esa persona, quién es, cómo es, para qué es... Nos ayudará mucho a lograr el objetivo.


Imaginemos un proyecto basado en músicas del siglo XX, en el que tenemos que involucrar a un individuo nativo digital a quien, todo año que no empieza por 2000 le parece antediluviano.
Muy posiblemente la propia música no estará en sus estándares de gustos y puede que no le  atraiga, le motive y acabe convirtiéndolo en una parte apática del proyecto, sin aportar nada positivo y, en algunos momentos, siendo un lastre.

Si no hemos dedicado tiempo a conocerle, posiblemente tengamos pocas oportunidades para arrancarle un poco de su energía. Pero y además si, al principio del trabajo en equipo, hemos dedicado tiempo a conocernos realmente entre todos, es posible que sepamos de esta persona que le encanta la imagen y su tratamiento, o que le gusta cocinar, o viajar. 

Bastaría con relacionar este proyecto que, a priori, va de música, con algunos de los temas y contenidos que puedan atraparle.

¿Os imagináis que le pidamos que haga una recopilación de imágenes de los intérpretes de los temas en los que estamos trabajando y los sitúe en espacios del siglo XXI o que equipare sus rostros a personas conocidas por el equipo o famosas de actualidad?

¿Qué tal si busca en cada canción una palabra que pueda asociar con un plato o una cultura gastronómica concreta y se dedique a buscar y elaborar esas recetas como complemento al proyecto?

¿Y si diseña un recorrido geográfico por los espacios, países o lugares que las canciones relatan, para generar un viaje cultural desde el proyecto?

Seguro que desde esa perspectiva, cambia su actitud y colabora con sus aptitudes a mejorar el proyecto global, el equipo.


Este ejemplo viene a colación por dos cuestiones que están relacionadas con el entrenamiento del pensamiento creativo: la asociación de ideas, y las búsquedas de los iguales y distintos.


Ya sabemos que uno de los entrenamientos básicos del pensamiento creativo es generar ejercicios de asociación de ideas, imágenes, palabras... Desde los binomios fantásticos de Rodari (versionados por De Bono en su libro Pensamiento Creativo), hasta 'jueguercicios' de networking empresarial en los que obligamos a los participantes a intentar generar una joint venture con cualquiera de los demás participantes al azar, es decir, conseguir fusionar dos proyectos empresariales en uno, unificando objetivos o logrando un quid pro quo.

Este tipo de entrenamiento nos puede servir para ser más eficaces y despiertos a la hora de asociar cualidades y aptitudes de los miembros de un equipo, con los objetivos principales o secundarios de un proyecto.


Por otro lado, el pensamiento creativo se nutre de buscar elementos de conjunción donde no parece haberlos, y en distinguir lo nuevo, lo diferente, entre lo que parece completamente uniforme.

En este caso, hay un ejercicio que suelo desarrollar en los primeros momentos de la formación de un equipo y que también he sacado a relucir cuando un grupo, al que se le supone ya conocimiento mutuo, demuestra que no se conocen tanto.

En primer lugar pido que busquen manos que se parezcan a las suyas. Esto parece fácil, aunque siempre habrá quien dude si se trata de tamaño, color, piel, uñas, dedos o todo junto. Luego se complica con el pelo porque, aunque nos conozcamos personalmente, a veces tenemos idealizado el pelo y nos unimos a gente cuyo cabello no es tan parecido al nuestro. De nuevo dudas de forma, grosor, color, longitud... Finalmente, los ojos. En este caso precisamos de un juez que dictamine si nos hemos asociado con un miembro del equipo que realmente tenga los ojos parecidos a los nuestros.

Esto es un mero calentamiento. Lo que estamos buscando es intentar asociarnos a la persona del grupo que más se parezca a nosotros. 'Pero, ¿físicamente?' Y yo suelo responder con un ambiguo... 'En principio...'

Una vez que el grupo se asocia por parejas o tríos de parecidos, les pido que busquen entre ellos al menos tres aspectos totalmente diferenciadores. Con ello les demuestro que cada uno puede aportar al equipo aspectos que nadie más puede aportar porque todos somos distintos, somos únicos y podemos aportar aspectos más que valiosos desde nuestra singularidad.

Y entonces surge el lema del circo: '¡Más difícil todavía!'
Les pido que busquen a la persona más diferente a ellos en el grupo.
Una vez formados los pares o tríos, les pido que busquen al menos tres elementos idénticos o tres identidades entre ellos.
Esto ayuda a hacerles ver que por mucho que pensemos distinto, que hagamos distinto, que digamos distinto, siempre podemos encontrar puntos de unión y refuerzo entre nosotros.


Pues con estas dos ideas, conociendo bien al grupo y sus identidades e intentando estar en un continuo ejercicio de relación de ideas, podemos lograr buscar un elemento que logre llamar la atención o motivar a ese individuo que al principio de esta entrada del blog, refunfuñaba o simplemente 'pasaba' del proyecto.

Como siempre digo, nadie dijo que fuera fácil. Sin embargo, más vale contar con alguna herramienta, técnica, jueguercicio o habilidad entrenada, que dejarlo todo al albur de lo que quiera suceder y lo que cada uno decida involucrarse en el proyecto.


Por supuesto, este es solo un pequeño ejemplo.
Hay muchas otras maneras, pero serán en otros momentos.

¡Gracias por seguir leyendo y, por supuesto, no solo se admiten, sino que se agradecen comentarios!

Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.









  

4 comentarios:

  1. Gracias!!! Me ha parecido una entrada muy interesante. La verdad es que uno de mis grandes temores como guía de un grupo es que uno de sus componentes se abstenga de participar. Me parece un fracaso, en parte, de mis habilidades, pero tampoco tenía unas técnicas claras para darle la vuelta a la situación. Me parece que las herramientas que cuentas y señalas en tu artículo pueden ser una solución real. Gracias!!!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti. Y como digo, esta es una de muchas otras que podremos ir viendo. A veces, simplemente, es aplicar al concepto de Grupo/Equipo, técnicas o propuestas que ya aplicamos a los contenidos de los proyectos.

      Eliminar
  2. Como usted dice, nada es fácil.
    Si de verdad queremos todos trabajar en equipo, tendríamos que esforzarnos más para encontrar las técnicas o las herramientas que hagan que cada individuo participe en el proyecto con ganas y, así, el resultado sería fructífero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente, herramientas, en plural, porque no todas las fórmulas son útiles de la misma forma con distintas personas e incluso con distintos proyectos.

      Eliminar