Bienvenida · Welcoming

jueves, 15 de octubre de 2020

Narrativo versus dramático o lo inesperado.



¿Qué creéis que podría ser esta imagen?

¿Qué creéis que debería ser?

¿Qué creéis que es?


No voy a ser yo quien se arrogue la auténtica definición de la diferencia entre lo narrativo y lo dramático.

Y a fuer de ser algo atrevido, comenzaré con afirmaciones discutibles, pero de las que estoy convencido.


En un texto, situación o proposición narrativa, se cuenta lo que sucede, sucedió o va a suceder. Lo que hay. Cómo es y cómo se aprecia, se ve o se siente.

En un texto, situación o proposición dramática, se realiza lo que sucede, con lo cual puede que sucediera algo, que vaya a suceder otro algo o que realmente lo que finalmente suceda no es lo que el espectador había esperado que sucediera.

Como en su día proponíamos desde el Teatro de Creación, si queremos que el público se interese por lo que sucede, no podemos ser narrativos.

No podemos contarles lo que pasa. En todo caso hacerlo. Pero si lo que espera el público que suceda, lo que debería suceder y lo que sucede finalmente es lo mismo, el aburrimiento o el desinterés está servido.

Si lo que podría ser la foto de cabecera, es lo que debería ser y es lo que finalmente es, no sería INESPERADO ni dramático.

 

En alguno o en todos estos aspectos debemos intentar separarnos de lo esperado.

Si lo que parece que va a suceder, es distinto a lo que debiera suceder y distinto a lo que finalmente sucede, si surge lo menos obvio, entonces la atención y el interés del público, cuando menos, quedará sorprendido por lo INESPERADO.

No en vano, cuando en una novela surge algo que desvía la narrativa hacia caminos que no estaban planteados o que hacen aparecer nuevas propuestas, o devenires, solemos utilizar la expresión 'giro dramático', porque no resulta continuista... narrativo.


Y sin embargo, al final, la mejor definición que conozco del teatro es 'contar historias'. Aparentemente esto parecería ir en contra de este afán de lo dramático. 

No tanto.

La idea es que, para contar historias, si van a ser las que el público espera o no deja de ser lo que debería suceder, no necesitamos la dramaturgia, ni artilugios, ni engorros. Basta narrar. Si queremos ser sorprendentes, debemos intentar mostrar lo INESPERADO, contando la historia.


Todo este galimatías no pretendía ser más que una introducción para una propuesta muy sencilla.

Si queremos ser creativos, si queremos aplicar la creatividad a nuestras propuestas de todo tipo, hay que intentar transitar por lo INESPERADO.


Lo inesperado no siempre es lo alocado, ni lo raro, ni lo nunca visto.

Lo inesperado consiste en hacer algo que no se espera. Y ahora diréis que esto es una tautología retórica (perogrullada en mi pueblo...)

Y lo es, pero no es tan fácil tenerlo presente cuando se hace.


Si uno lleva toda la vida viendo como el suelo se limpia de rodillas, intentará mejorar el líquido para limpiar, el trapo, cepillo o aparato para hacerlo, pero solo a una mente creativa se le ocurre añadirle un palo a ese instrumento para poder limpiar sin estar de rodillas.

La narrativa consistía en intentar limpiar mejor. El giro dramático fue buscar una solución para limpiar más cómodamente.


Las ollas de cocción fueron, durante siglos, de barro. Con las mejoras técnicas se fueron añadiendo nuevas materias primas como el hierro, el acero, el teflón... siempre pensando en utilizar un instrumento que cociera mejor y más eficientemente.

Por otro lado, la forma de picar o amasar partió de la piedra y el hueso, y fue pasando por cuchillos, mazas, almireces, hasta motorizar aspas para picar y mejorar poco a poco las batidoras y amasadoras. Siempre buscando la mayor eficiencia y precisión en el picado, triturado y amasado.

Solo a una mente creativa se le ocurrió aprovechar ambas capacidades, de cocer y triturar, y produjo un invento del siglo: La Thermomix (o cualquier otro instrumento parecido).

La narrativa consistía en mejorar la cocción o el triturado por separado. El giro dramático fue buscar la eficiencia mezclando ambas funciones.


La creatividad no es narrativa. Es dramática, no porque genere un drama, una tragedia. Es dramática porque juega con lo inesperado.


A veces, lo inesperado es complicado, único, sorprendente.

A veces, lo inesperado consiste simplemente en añadirle un palo a un caramelo para inventar el Chupa-Chups.


Para ello, debemos dejar la mente muy abierta.

Si pensamos siempre de la misma manera, acabaremos en los mismos lugares comunes.


Por eso, uno de los mantras que más me gustan de las personas es cuando alguien se define como una persona que no se cansa de sorprenderse.

Incluso con cada amanecer.


Quizás esta entrada os resulte algo inhabitual, pero dejaros sorprender diariamente y encontraréis lo INESPERADO.


Y ahora, os muestro la imagen en su conjunto... espero que hayáis sido creativos a la hora de pensar qué podía ser o lo que os hacía sentir.

Pero y además, espero y confío en que la solución haya sido, al menos, inesperada.

Y no era complicado. Estaba tan claro como el agua.

¡Gracias por seguir leyendo y, por supuesto, no solo se admiten, sino que se agradecen comentarios!

Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.


@fbercebal

@ñaqueeditora

@creatividad

@teatrodecreacion




No hay comentarios:

Publicar un comentario