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Hace algo más de medio año comencé este blog que te remito, últimamente, de forma semanal.
Y lo comencé con una pequeña entrada que hablaba del tiempo y de que la vida no deja de ser una sucesión de prioridades.
No había vuelto a hablar del tema... No había tenido tiempo... No lo había priorizado.
Hoy, sin embargo, tengo la necesidad y la prioridad de volver sobre el tema, pues de repente el tiempo se encoje o desaparece en algunos aspectos de vida o laborales, y se estira como un chicle en otros.
Como ya dije, somos nosotros los que elegimos la opción y planteamos dedicarle el tiempo a una cosa u otra... y aquí viene la reflexión/cuestionamiento de hoy.
¿Y si lo que elegimos no depende de nosotros?
¿Y si por mucho que decidamos algo, acabamos 'malgastando' el tiempo?
¿Y si de tanto intentar gestionar el tiempo... se nos olvida vivir?
Y es que no se trata solo de priorizar una cosa sobre otra, sino de que esa prioridad se haga efectiva. ¡De que la elección te haga vivir!
Por eso, cuando imparto talleres o cursos de gestión eficaz del tiempo, no partimos de qué elección o priorización resulta mejor o peor. A cada persona le resultará más eficaz una elección que otra.
Y la eficiencia de nuestro tiempo se basa en esas dos coordenadas. Lo que elegimos, lo que priorizamos, y la eficacia que las circunstancias y el entorno de esa elección condicionan. En definitiva, si nos hace vivir más y mejor
Imaginemos que decidimos elegir tres días de descanso en el próximo mes. Normalmente habrá personas que no tenga más remedio que elegir lo que le viene impuesto, el puente de la Almudena o el de la Constitución, que son los únicos festivos que aparecen en rojo en el calendario.
Si resulta que estos días son de climatología horrorosa o que para poder viajar hay que tomar vuelos a deshora o que la persona con la que queremos viajar no está libre, esta elección habrá sido nula en cuanto a su eficacia. No habrá conseguido el objetivo, que es descansar para poder estar mejor el resto del mes.
¿Y si pudiéramos decidir de un día para otro el escaparnos 24 horas incluso volviendo a casa a domir? Tres días. Pero salteados. Tres días con buena climatología asegurada. Pero discontinuos. Tres días en los que la compañía de viaje esté libre. Pero alternos.
Aparentemente puede parecer que al no descansar tres días seguidos es como si no descansaras.
Sin embargo, es muy posible que finalmente la persona que elija darse tres días libres salteados pero eficaces en su objetivo, consiga mayor eficiencia en el resultado final.
Tal vez, consiga vivir más y mejor.
Quien se vaya tres días de puente puede que llegue a desconectar... o no, y el resto se le acumulará.
Quien se tome tres días sueltos pero eficaces, es muy posible que el resto del mes lo asuma con mucho más positivismo.
Esto nos lleva a otra reflexión que es la flexibilización de la dedicación de nuestro tiempo.
Estar planificado por supuesto que suele ser sinónimo de eficiencia.
Sin embargo hay elementos de nuestro tiempo que son impredecibles y tenemos que ser capaces de tener cintura para asumirlos aún a pesar de que 'descoloquen' nuestro planning.
Por mucho que planeemos, el espacio-tiempo es caprichoso y nos concederá o no en algunos momentos, las posibilidades que buscamos.
Coincidir con alguien, poder dedicar un tiempo al ocio deportivo o lúdico, estar con nuestra familia o amigos justo en el momento adecuado.
Cuando los horarios son coincidentes o modelables a la vez, resulta sencillo.
Cuando los horarios hay que amoldarlos e inlcuso el espacio separa condicionadamente esos tiempos, ya es más difícil.
La premisa debe ser organizarse y dedicarle el tiempo a lo imprescindible, luego a lo necesario y finalmente a lo deseable.
Primero lo ineludible, luego lo urgente y luego lo necesario.
Primero tu círculo próximo laboral-familiar, luego tus amigos conocidos y finalmente los que se ven de vez en cuando
... o no!
Hay que estar atentos y de vez en cuando, cuando el espacio tiempo nos da esas oportunidades que solo surgen una vez al mes, media hora cada semanas, una palabra cada cien conversaciones, una mirada cada mil ojos, un roce cada infinidad de encuentros... Entonces, aprovecharlas al máximo.
Olvidar la diferencia entre imprescindible, necesario y deseable
Olvidar la diferencia entre próximo y lejano
Olvidarte de gestionar el tiempo y disfrutar de ese momento único, surja cuando surja, sin mirar a un lado ni a otro, ni lo que dejas atrás ni lo que está por venir.
Al final, la vida solo es una, y el tiempo de la vida es finito.
Por mucho que lo gestionemos eficaz y eficientemente, hay que vivir y disfrutar ese pequeño periodo de tiempo que es tu vida, la nuestra, la de cada uno y la de los demás.
Nos ayudará a vivir mejor si estamos organizados y prorizamos.
Nos ayudará a ser más felices si, de vez en cuando, nos saltamos las normas y VIVIMOS!!!
Salta del círculo, de vez en cuando.
Lánzate a los brazos de más allá y no mires atrás.
Lo programado, es reprogramable.
Lo que surje, de vez en cuando, cuando el espacio tiempo decide en su azar proporcionárnoslo, no volverá... vívelo.
Mantén un pie dentro, una mano agarrada a tu asidero, una mirada en ese punto de referencia, y... vuela!!!
Cree, crece, crea.
Yo haré lo propio y la próxima vez que el espacio tiempo me de la oportunidad, la aprovecharé al máximo.
Mientras tanto, organizaré mi tiempo lo mejor que sé y esperaré.
Como a ti.
Te espero.
SIEMPRE!
Y NO ME CANSO!
We are searching our utopia in a continuous present continuous!!!!!!
Aquí te espero
¡Hasta el próximo!
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