Aún no lo sé...
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Hoy iré al
grano e intentaré ser concreto.
No es
broma el título.
Es una
técnica.
La utilizo
cuando me planteo un taller de creación.
No tanto para
una charla taller o una conferencia esquematizada y que responde a unos
contenidos concretos.
Un taller
de creación precisa tener en cuenta el espacio, el grupo de trabajo y las
circunstancias concretas que se dan en ese momento y no otro.
Por esto
último, aunque trabajáramos con el mismo grupo y en el mismo espacio, partiendo
incluso de la misma idea embrión, los resultados variarían en función de las
circunstancias personales y grupales de ese momento.
Y por todo
ello, cuando llego a un taller de creación suelo comenzar con esta frase. ‘Aún
no sé lo que vamos a hacer’. Y cuando
se me pregunta qué es lo que vamos a hacer, mi respuesta es… ‘Aún no lo sé’.
Obviamente,
si no quiero que más de uno coja la puerta y nos abandone antes de comenzar,
explico un poco esta frase, que es lo que voy a intentar hoy aquí.
Un taller
de creación tiene un posible objetivo: Crear una propuesta artística,
desbloquear creatividades, provocar una jornada expresiva, pasar un buen rato
creando…
En ese
taller, suele haber dos condicionantes previos: Espacio y Grupo.
Normalmente
se me suele preguntar qué espacio de trabajo necesito y yo suelo responder: ‘¿Qué
espacio tienes?’
Al fin y
al cabo hay que ser un caballero y si el espacio estaba antes que yo allí, ¿por
qué tiene que adaptarse él a mí?
El grupo
posee la misma prevalencia. Son ellos los que me llaman, no soy yo el que
selecciona el grupo de trabajo.
Y el
tercer elemento suele ser la idea embrión. Aquella idea, imagen, texto,
propuesta artística de la que vamos a partir.
Aunque yo
lleve ideas de reserva, esa idea debe surgir del propio grupo, de su momento y
sus circunstancias.
¿Y
después? Aún no lo sé.
Es cierto.
No quiero
saberlo.
Sé lo que
necesito para dinamizar el grupo.
Sé lo que
necesito para despertarlo.
Sé lo que
el propio grupo necesita para engrasar su capacidad creativa y creadora.
Pero no sé
lo que va a pasar cuando llevemos dos horas de taller.
Y aquí
surgen dos frases de esas que me encantan porque parecen no decir nada pero
dicen todo.
‘¿Y si…?’
y ‘O no.’
¿Y si yo
llevaba una idea muy teatral y el grupo es más expresivo en el ámbito plástico?
¿Y si no
pensaba tocar elementos corporales y me encuentro con un grupo elástico y con
un espacio glorioso para trabajar el movimiento?
¿Y si los
elementos sonoros eran algo que pretendía utilizar y el lugar no tiene ninguna
insonoridad y están picando una pared al otro lado del muro?
¿Y si lo
que había previsto y preparado encaja con el espacio, con el grupo, lo
desarrollamos y cuando llevamos 4 horas de trabajo a alguien se le ocurre decir…
‘O no’?
Os aseguro
que cuando me enfrento a un taller de creación no sé lo que va a surgir y a
dónde nos va a llevar
¿Esto es
un obstáculo?
¿Es una incoherencia?
Como dije
al principio, es una técnica.
La técnica
de dejarse sorprender.
La técnica
de tener multitud de herramientas en la faltriquera para sacar la adecuada en
cada momento.
La técnica
de la provocación creativa y no la de la unidirección ¿creativa?
La técnica
de hacer que un grupo acabe viendo como propio lo que el propio grupo crea.
Siendo
honestos, el título es algo provocativo, porque sé cómo lo vamos a hacer,
aunque desconozca, a propósito, el resultado de forma previa.
Sé que es
andar bordeando los límites del grupo, del espacio, de las ideas, de la
creación y de mí mismo.
Pues si
uno no deambulara por sus límites, ¡qué aburrido sería todo!
Si uno no
deambula por sus límites, que no pretenda crear ni crecer.
La vida
sería menos interesante si supiéramos de antemano lo que va a suceder.
Podemos creer
en algo.
Podemos
tener la certeza de algo.
De algo
que sea, que esté y de lo que estamos seguros que no va a cambiar.
Eso es
maravilloso cuando la sensación que nos produce lo es también.
No
obstante, nunca sabemos lo que va a ir sucediendo en el camino.
Confiamos en
que sea más un camino de rosas que de espinos.
Pero y
además, lo que nos importa no es el camino, sino el final, aquello a lo que
pretendemos llegar.
En el
taller, ese objetivo es el marcado de antemano.
En nuestra
vida, cada uno soñamos con lo que queremos ser o cómo queremos estar y con
quien hoy, mañana, o a los noventa…
En el
taller, ajustaremos la técnica, los ejercicios, las propuestas y las dinámicas
a los resultados que vayan surgiendo.
En la
vida, intentamos no cuadricular todo previendo lo que tiene que suceder y cómo,
en las próximas horas, días o años, pero y además lo iremos ajustando según
vaya sucediendo.
En el
taller, una mirada de un solo miembro del grupo, puede hacer cambiar toda la
dinámica o la ruta a seguir.
En la
vida, una mirada, aunque sea a través de un canal transoceánico, puede hacer
cambiar… la propia vida.
¿Tú sabes
lo que va a pasar hoy?
Yo, aún no
lo sé…, pero y además sé qué quiero que acabe sucediendo!!!
Y NO ME CANSO!!!
We are searching our utopia in a continuous present continuous!!!!!
Aquí os espero.
¡Hasta el próximo!
Fernando Bercebal · momento Devising Consultor · Pedagogo Teatral
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Hola Fernando,
ResponderEliminarPues improvisamos el montaje del castillo con las herramientas y recursos que nos vamos encontrando. No importa el dónde, el cuando ni el con quién, siempre es diferente y eso nos mantiene vivos, para que no nos durmamos en nuestro circulo seguro. Cuánta más experiencia, menos preparación, cuánta más experiencia, más ganas de soñar! Que el sueño nos pille despiertos y creando. Feliz viernes!
Gracias, siempre por tus palabras. Quizás, cuanta más experiencia no es que tengas más ganas de soñar, sino que tienes más posibilidades de que los sueños tomen la iniciativa.
EliminarSí, que los sueños nos pillen despiertos y creando y no nos detengan el propio sueño, sino que lo impulsen hasta el infinito y más allá!!! Feliz viernes a ti también!!! y sábado y domingo.... y VIDA!!!