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viernes, 24 de mayo de 2013

Para qué... y sus consecuencias



Para qué… y sus consecuencias
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                                                            Con una bici así... te mirarán.

En el ámbito del drama, la expresión, el juego dramático, el teatro en el aula o incluso en el propio teatro aplicado a otras áreas, a veces nos encontramos con propuestas a las que si ligamos la pregunta ¿para qué?, la respuesta suele estar más cerca de ‘para que se lo pasen bien’, o ‘hay que fomentar lo lúdico’,  que de cualquier otro objetivo.

Obviamente, lo lúdico es un objetivo… que concluye en si mismo.


Jugar es necesario, sobre todo a ciertas edades… vaya, ya se me iba a escapar un ‘porque’…


Sí, incluso los pedagogos más lúdicos añaden siempre un porque, una justificación a el porqué del juego.


En mis talleres, ponencias, charlas o mesas de trabajo, me gusta dar lugar a lo meramente lúdico, pero y además, si ese no es el objetivo de aquello en lo que estoy, intento por todos los medios no quedarme en eso, en lo meramente lúdico. Intento que sea un camino hacia el objetivo real.


Y es que, cuando uno se pone manos a la obra, tiene que tener claro el ‘para qué’ y, si no lo tiene claro, al menos tiene que tener claro que ha de intentar descubrir el para qué.



Este mismo blog, cuando comencé, hace ya más de un año, no acababa de dejarme claro ‘para qué’ lo escribía.


El impulso inicial de ‘tienes que tener un blog en el momento en que estamos porque has de posicionarte como experto’, no acababa de convencerme.


Pero y además, nunca dejé ni he dejado de preguntarme el para qué y vuestras lecturas, comentarios, críticas y alabanzas (sí, alguna hay, je je), me han ayudado a ir perfilando ese ‘para qué’.



Es complicado desarrollar cualquier idea, trabajo, experiencia, si uno no sabe para qué lo está haciendo.


Como una tesis, un trabajo de investigación… ¿Para qué? ¿Para sentirte mejor contigo mismo? ¿Para pasar un trámite administrativo? ¿Para que cuenten contigo en ámbitos académicos? ¿Para aportar algo que realmente estás convencido de que suma elementos nuevos en el ámbito en el que te mueves?



PARA QUÉ…


A veces hacemos, hacemos y hacemos. Proponemos, nos comprometemos con aportaciones, asistencias, encuentros, citas, textos, artículos, horas y horas de nuestra vida… Para qué…


Hoy no quiero hacer un sencillo juego de palabras, o no tan sencillo.


Hoy quiero desnudar el significado pleno y plano del lenguaje.


Para qué, simple y llanamente quiere significar, qué queremos que suceda como consecuencia de lo que vamos a hacer, decir o pensar.


Para qué, cuál es su consecuencia.



No hace mucho coincidió que en sucesivas conversaciones con distintas personas apareció el concepto consecuente y, solo en una de ellas, me quedó claro qué era ser consecuente.


No. No es ser inamovible en una pose o una actitud. Consecuente no es testarudo, cabezota o convencido de algo hasta el infinito.


Consecuente es saber que hay un ‘para qué’ y que mis acciones, mi forma de opinar, mis aportaciones, mis cambios o no cambios en mi ‘discurso’ se basan en conocer o deducir de antemano aquello que intuyo o sé que va a suceder como consecuencia.


Cuando uno planifica, si lo hace, una sesión de entrenamiento, trabajo o juego expresivo, consigue que resulte gratificante para uno mismo y para los participantes, en  tanto en cuanto logra que lo que tenía previsto, suceda.


Es decir, es más satisfactoria la sesión cuanto más consecuente se plantea y desarrolla.


Esto no quiere decir que no se pueda cambiar un hálito de lo que estaba previsto. 
No. Precisamente, ser consecuente implica que si hemos preparado una sesión con unos objetivos y un desarrollo, y cualquier elemento nos distorsiona, varía, interrumpe o sorprende al inicio, desarrollo o final, debemos ser consecuentes y considerar esos elementos, tener ‘cintura’ y adecuar el resto de la sesión en función de las consecuencias que ocasionen los distintos imprevistos.


Eso sí, si la sesión va como la seda y, cuando la conseguimos llevar adelante nos damos cuenta que deberíamos haber cambiado o evitado algo que nos ha hecho tener un pequeño sinsabor al desarrollarlo, no busquemos excusas.


Seamos consecuentes, y apechuguemos con el error. Sólo así aprenderemos a corregir y a focalizar mejor aún nuestros esfuerzos la próxima vez.




Consecuente. ¿No os suena preciosa la palabra? ¿No os resulta un piropo si os la adjudican alguna vez?


Sí, ser considerado consecuente es, creo, un honor.




En la vida, debemos tomar decisiones. Algunas tienen claras consecuencias, otras las ignoras hasta que no aparecen y, en las más, trazas líneas curvas para andar caminos rectos.


Nadie sabe que es mejor.


Muchas veces las curvas las trazas tú mismo para evitar lo que supones ‘consecuencias indeseadas’ y, a veces aciertas, o te ‘maltratas a ti mismo’ innecesariamente.


Otras es la vida misma la que te tuerce los renglones y te ocasiona consecuencias indeseadas, por mucho que tú hayas intentado evitarlo.




Habrá quien piense que yo pueda tener la respuesta y decir:


‘Traza tus líneas rectas y no curvas porque, en cualquier caso la vida te torcerá algunas, hagas lo que hagas.’


O bien por el contrario:


‘Traza tus líneas curvas antes de que la vida lo haga, así será más difícil que te sorprenda.’




Pues no, no tengo la respuesta.


Sólo reiteraré que me encanta tratar de ser consecuente y que, si mis acciones tienen consecuencias, que se parezcan lo más posible a lo que yo haya tratado de adivinar y prever.




¿Para qué escribo este blog?


Me gustaría que la consecuencia fuera que hubiera más de uno y más de dos que me respondiera para hacerme pensar de otra manera y hacer crecer mis círculos.


Con eso, estaría más que satisfecho.




En otro orden de cosas, escribo este blog porque es la manera de llegar a personas con las que me gustaría departir charlas, veladas, días y vidas enteras, pero que la vida, en su empeño, ya ha trazado líneas curvas para obligarme a esquivarlas sin querer.


Al menos, con este blog, trazo alguna que otra línea recta… de forma consecuente.




Y NO ME CANSO!!!

We are searching our utopia in a continuous present continuous!!!!!

Aquí os espero.



¡Hasta el próximo!

Fernando Bercebal · momento Devising Consultor · Pedagogo Teatral







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