El foco
¿Queremos
soportar el foco? ¿Sabemos cómo controlarlo? ¿Lo tenemos siquiera en cuenta?
¡Y de repente, después de años y años hablando sobre este
aspecto de la expresión, de la enseñanza, de la vida, alguien que se interesa
por leer mi blog se da cuenta de que nunca he hablado en este vuestro blog de…
EL
FOCO!!!
Para quien ya sepa de esto, no tengáis miedo, no voy a
repetirme más, dando vueltas a lo que es, lo que deja de ser y para qué sirve
el concepto de FOCO.
Aunque no dejaré de recordar u poquito.
Pero quiero centrarme en las consecuencias que ha
acarreado el hecho de que en nuestra educación nunca se haya dado la
importancia debida a este concepto.
Resumiendo mucho recordaremos que el foco es la
intensidad con que cada individuo de un grupo recibe la atención del resto o
de, incluso, un grupo externo.
El foco puede ser ajeno; totalmente diluido porque
estemos en una masa; compartido con otros individuos, objetos o acciones;
trasladado porque la atención pase de personas a personas o acciones u objetos;
medio, porque solo compartamos ese foco con pocos elementos más; o intenso, en
el momento en que somos la única persona a la que atienden todos los demás.
Si ese foco lo recibimos desde personas a las que no
controlamos visualmente, nos encontramos con el foco más fuerte que podemos
tener. Una persona en el centro de un círculo que no puede ver a todos a la
vez, o cegada por focos ante una audiencia o en un espectáculo donde todos le ven
pero no ve a nadie.
Una persona andando por la calle normalmente, en una
ciudad cosmopolita como Madrid, Barcelona o Londres, se cruza con cientos y
miles de personas al día que reciben el mismo foco que uno mismo al andar….
Casi ninguno.
Solo aquellas personas que deciden, por su vestimenta,
sus peinados, sus accesorios… buscar un foco de atención, serán las merecedoras
de él. Si bien estaréis de acuerdo conmigo que, en estas ciudades, cada día es
más difícil llamar la atención porque uno está acostumbrado a ver y oír de
todo…
Trasladando el mismo ejemplo a un pueblecito manchego de
2 o 3 mil habitantes, andar por la calle supone un ritual de saludos,
encuentros, cruces… Vamos con el foco puesto con mucha más intensidad que en
una ciudad y lo asumimos como necesario o, al menos, inevitable.
También sucede que, en culturas con más restricciones en
cuanto a la vestimenta o el comportamiento público, ser el portador del foco
por la calle es tan fácil o tan difícil como, seguir o no seguir la norma de
los atuendos…
Con estos ejemplos damos claramente luz al hecho de que
el foco se intensifica en grupos más pequeños y se diluye en los grandes y, se
intensifica en los monocromos y se diluye en los llenos de diversidad…
Curiosamente, nos volvemos a dar la razón a la hora de
hacer un paralelismo entre la necesidad de controlar y dominar el foco con el
hecho de incrementar el pensamiento creativo y divergente.
En un grupo con pobreza en su variedad y en su pensamiento
creativo, el foco no puede evolucionar, lo que hace estancarse al grupo tanto
en su capacidad expresiva y creativa como en su miedo a ser considerado el
punto de atención.
Nadie quiere destacar, porque destacar ‘es raro’, ‘me
crea problemas’, ‘me hace distinto’
Sin embargo, un grupo en el que potenciemos la
creatividad y la expresividad, se hace más variado y con mayor potencialidad
para manejar el foco desde situaciones muy poco intensas hasta otras de mayor
intensidad, en función de si nuestra capacidad creativa se equipara con la de
todos en una especie de ciudad cosmopolita, o si en momentos determinado
dejamos a unos que destaquen sobre otros en un intento de volver al pueblo
pequeño pero rico en cultura y en el conocernos todos…
No me importa destacar en un grupo en el que todos
destacamos de tal manera que ninguno destaca. Nadie somos raros porque todos
somos raros. Nadie es distinto, porque todos somos distintos y nos gusta que
cada uno seamos como somos.
Diréis que vaya cacao mental para hablar del foco y que
aún no he ido al tema.
¿Qué consecuencias tiene para nuestra educación el hecho
de que, de forma generalizada, nunca hayamos tenido en cuenta esta variable?
En primer lugar, por lo que respecta a la figura del
docente, ha costado mucho tiempo llegar a pensar que el docente, en algunos
momentos y aspectos de la docencia, puede llegar a hacer sentir a los alumnos
que él es un igual y, por tanto, accesible.
La no consciencia del manejo del foco nos ha dado un
discurso monopolar en el que los que defienden la ‘autoridad’ como
característica fundamental del profesor, huyen del mal llamado ‘compadreo’ y,
viceversa, los que defienden la figura del profesor como la de un compañero de
viaje en el aprendizaje de los alumnos, denostan cualquier tipo de figura
autoritaria en el aula.
Si hubiéramos considerado en algún momento el Foco y su
utilización consciente y controlada, podríamos compatibilizar los dos perfiles,
siendo autoritarios o autoridad cuando es menester y cuando el foco lo
adoptamos como propio y unilateral, hasta el extremo opuesto de situaciones en
las que diluimos nuestro foco entre ‘la masa’ del grupo para darles todo el
protagonismo a ellos, sus ideas y sus propuestas.
Y esta era la parte fácil.
¿Qué me decís de cómo afecta a la educación y al
desarrollo evolutivo de un alumno dentro de un grupo, el descontrol habitual que tenemos de cómo
afecta el foco a su protagonismo deseado o no deseado en el grupo?
Y aquí me voy a parar para que vosotros hagáis
comentarios.
Sólo diré… Pensad si los rasgos que voy a enumerar,
podrían haberse visto afectados por no ser conscientes del mal uso del foco que
se establece en educación habitualmente. Y fijaros que digo ‘verse afectados’ y
no que sean causa directa y única:
Bulling, TDH o similares, liderazgos extremos, rechazo
escolar, aburrimiento en clase, fracaso escolar, autoaislamiento, nerviosismo
en el aula, miedo a salir a la pizarra, a los exámenes, a la llamada aparte
para hablar, dificultad para trabajar en equipo … Y se admiten añadidos que se
os ocurran…
En la vida diaria, hay personas que son felices
soportando el máximo foco de atención y otras que no soportan serlo.
Y añadiría… cuando no quieren serlo.
Es decir, la gran potencialidad que tiene el foco es que
es un arma maravillosa de doble filo.
Puede destrozar la autoestima o la capacidad social de un
individuo si se maneja mal, pero y además puede ir abriendo caminos y
capacidades expresivas compartidas, trasladadas, intensas o leves, si sabemos,
como docentes expresivos, como docentes sin más, como profesionales, como seres
sociales, como personas… Si sabemos, como digo, dominar el poder del foco y no
viceversa!!!
Solo pido que lo tengamos en cuenta… Dominarlo es,
simplemente, un objetivo fuera de foco!!!
Y… ya!!!
No me canso.
We are searching our
utopia in a continuous present continuous!!!!!
Os espero…Para que opinéis centrando el foco en vosotros…
Puedes compartir los contenidos de este post con todas las personas a las que creas que pueda interesarle.
fbercebal@naque.es
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