De vuestros comentarios y provocaciones
(asumida esta palabra en el más positivo de los sentidos, como yo la utilizo
cuando genero propuestas para que trabajen otros), comienzo este segundo centenario
reflexionando, que no respondiendo, sobre una pregunta que planteó Francisco: ¿Qué
hábitos tenemos? … ¿Algún ritual?
Este intento de comentario, muy posiblemente,
se acabe convirtiendo, en parte, en nuevas preguntas o dudas lanzadas al aire.
Como cualquier otra capacidad y habilidad
humana, incluso de cualquier ser vivo, la perfección se alcanza con la
repetición, con el ejercicio, con el ENTRENAMIENTO.
Los que fuimos seguidores de Félix Rodríguez de
la Fuente, siempre recordaremos el capítulo de Fauna Ibérica donde se centraba
en el Alimoche, o ‘buitre sabio’. (Me estoy oyendo a mí mismo imitando su voz).
En este capítulo mostraba cómo este ave rapaz
era capaz de utilizar herramientas, pues lanzaba piedras con su pico para cascar
huevos de otras aves más grandes.
Se podía apreciar cómo los polluelos crecidos
lo intentaban, y cómo un ejemplar adulto lograba una eficacia muy considerable.
La conclusión era que, aunque genéticamente
tenían el impulso de conseguir alimento con esta técnica o ritual, el
entrenamiento hacía que fueran más eficaces.
Pues bien. La creatividad, como ya he reiterado
en multitud de ocasiones, no es sino una capacidad o aptitud humana que precisa
de entrenamiento.
Y por tanto, si damos con una técnica, un
proceso o un ritual que consiga los logros que perseguimos, lo normal será insistir,
que no persistir, con el entrenamiento, para mejorar nuestro ritual y conseguir
antes, mejor, y de forma más eficiente, nuestro logro creativo.
No puedo responder de otra forma a la pregunta
de Francisco ¿Algún ritual?
¡Claro que sí!
Aunque la respuesta debería matizarse con la
siguiente aclaración: No solo tenemos un ritual, sino que debemos
conseguir tener un ritual, una sistematización, una concatenación estructurada
que nos lleve a nuestro logro creativo.
Y aún digo más: Cada cual debemos encontrar
nuestro propio ritual, o el ritual adecuado para cada situación.
Sí, aunque parezca una contradicción aparente, ser
creativo puede y debe ser sistemático.
Ya he escrito en más de una ocasión acerca de
que el pensamiento creativo está lleno de contradicciones aparentes, como en Aparentescontradicciones en creatividad y 2ª Contradicción aparente,preparar la improvisación.
Lo que sucede es que la mayoría de las personas
generan su propio camino de búsqueda creativa.
Cuando estos rituales son trasladables a otros,
se les suele nombrar como métodos o técnicas.
Léase Método Suzuki para música, el Chi-running
para mejorar el entrenamiento y la carrera, y los cientos de métodos, unos más
exitosos y reconocidos que otros, en el ámbito de las artes escénicas como Stanislavsky
y su Método del actor sobre si mismo, el Distanciamiento de Brecht, la
Biomecánica de Meyerhold, el Teatro Pobre de Grotowsky, la Técnica Actoral de
Uta Hagen, el Match de Improvisación…
En fin. Son técnicas, métodos, rituales, cuyo
objetivo es engrasar la capacidad creativa o el entrenamiento de las personas
que los ejercitan.
Yo no tengo que ir más lejos para dar dos
referencias personales de ‘rituales’ que yo mismo he estructurado con dos
objetivos creativos: Mi libro Un taller de Drama, que estructura sesiones
de trabajo para desarrollar la creatividad a través del drama en el ámbito
escolar o teatral y, tal y como desarrollo en mi propia tesis, el Teatro
de Creación Aplicado, para la mejora del trabajo en equipo y por
proyectos en ámbitos artísticos, educativos, empresariales o de acción social.
Ambas propuestas no dejan de ser una sucesión
de etapas y la reiteración de distintos pasos, estructuras y elementos para
lograr un objetivo creativo.
Sin embargo, algo que parecería tan obvio en un
entorno científico, en el que el uso de un elemento químico en reacción con
otro en una determinada proporción provoca, en según qué condiciones de
temperatura, presión, y humedad una determinada reacción…
Cuando lo planteamos en ámbitos humanísticos donde
el propio ser humano, su personalidad y su libre albedrío son una parte
fundamental del proceso…
¿Cómo podemos hablar de métodos, técnicas,
entrenamientos o rituales trasladables a otros?
¿Eso significa que sólo podemos generar
nuestros propios rituales sin aprender de la experiencia de los que ya lo han
hecho antes de nosotros?
Y es que el gran problema y, al mismo tiempo,
la gran virtud de la sistematización del pensamiento creativo es, el factor
humano.
Muchas veces traigo a la memoria una escena que
compartí con Prado Martínez Cabañas (Preiri para los amigos, o para mí…). Esta
gran mujer fue alumna mía durante varios cursos y colaboradora más tarde en las
Escuelas de Teatro y Expresión que gestionaba, así como en muchos proyectos
creativos donde solía contar, como siempre, con una parte del equipo ya experto
en mi forma de trabajar. Prado era una de estas personas.
Sin embargo, unos cuantos años después, la
llamé para colaborar en un proyecto, y le dejé absoluta libertad de acción para
generar las acciones y actividades que debía desarrollar con niños y
adolescentes.
Al acabar, le dije que era maravilloso verla
trabajar y que me ponía una pequeña medalla por saber elegir a una persona tan
capaz. Su respuesta me sorprendió: ‘Todo lo que has visto me lo has enseñado
tú.’
Puedo asegurar que yo no reconocía nada de
aquello como propio. Sin embargo, ella insistió en que cada ejercicio, cada
propuesta, la estructura en sí, la había aprendido de mí.
Sin duda, Prado había generado su propio ritual
para provocar la creatividad en otros, igual que yo lo hice cuando intenté
provocarla en ella.
Al parecer, no obstante, los cimientos, eran
comunes.
¿Es por tanto, la creatividad, ritualizable?
Sé que no existe la palabra.
Tampoco desescalada y todo el mundo la usa.
Y vuelvo a responder, para cerrar esta pequeña reflexión,
que sí, no sólo es, sino que debe serlo.
Y si mi ritual es no tener ninguno, es porque habré elegido
ese.
Bien es cierto que la incertidumbre del resultado será
mayor o, quizás, es porque los resultados no es lo que busco, sino el propio
proceso de creación como único objetivo…
Pero esta es otra historia, en respuesta a otra pregunta
lanzada la semana pasada por ‘Anónimo’ (siento no poder citarlo con su nombre):
¿y qué pasa cuando el
objetivo del proceso no va más allá del propio proceso, de la experimentación?
Intentaré
reflexionar sobre esto y lanzar preguntas la próxima semana. Hasta entonces…
Os
espero.
¡Gracias por seguir leyendo y, por supuesto, no solo se admiten,
sino que se agradecen comentarios!
Yo estoy aquí porque vosotros estáis aquí..., y viceversa.
#fernandobercebal
#creatividad
Plantearse que un proceso creativo no va más allá del mismo proceso en sí, que la experimentación sea un fin en sí misma, queda interesante como hipótesis, pero no es ni real ni realista. Cualquier experiencia que viva un ser humano lo transforma,en mayor o menor medida, le hace avanzar y cambiar como persona, pero ¿lo enriquece? Ahí está el quid de la cuestión, si sólo cuece o también enriquece, como diría el chef. Un proceso o experiencia realmente creativo no se puede quedar sólo en eso, en experiencia, tiene que llevar a un estadio superior de autoconocimiento y superación. Hacer por hacer, tormenta de ideas por tormenta de ideas, no merece la pena, es algo huero, vacío y frustrante. Un ritual siempre es simbólico y, por ende, significativo.
ResponderEliminarQuizás, aunque ya hablaré de ello, el proceso creativo no hay que reducirlo a la idea de la tormenta de ideas. Sino al logro de ideas significativas con el proceso. Que ello nos lleve a un estadio distinto, sin duda. Que ello nos conlleve un fin que vaya más allá... eso tiene su posible discusión... El proceso enriquece. El resultado... ¿es necesario?
EliminarMe siento muy identificadx con el proceso de creación; ''el cansancio es la meta'' diría algún amigo mío que se dedica al baile. Crear es acto de unión y donación al mundo.
ResponderEliminarUn saludo!
Se puede decir de muchas formas, pero creo que la esencia es esa!!!
EliminarGracias.
Gracias Fernando por todos tus aportes,experiencia y tener en cuenta mis comentarios.
ResponderEliminarYo, que estoy dentro del ámbito teatral siempre creí que tenemos que buscar nuestro propio método, técnica, proceso creativo en el que mejor podamos encontrar "la verdad en escena" (lo sé..esto da para otro tema). Los grandes creadores que mencionas investigaron, experimentaron formas de hacer que en muchas ocasiones han servido para la formación de muchos artistas. Cada uno tiene que buscar su método, conocer evidentemente maestros que le precedieron y elegir y no dejarse llevar por modas o por lo que teóricamente es lo "mejor", ya que no hay un solo "mejor" sino que cada uno tiene que buscar su "mejor", probablemente podría explicar esto más claro y "mejor"...
Antes de este fin del mundo estaba impartiendo clases de improvisación y en cada clase yo aprendo de mis alumnos y me iluminan y todo ello en un ámbito creativo de dejarse llevar sin miedos con todo lo que vamos aprendiendo. Repite, entrena y no tengas miedo a probar por lo que peor que te puede pasar es que vuelvas al principio.
Gracias!!!
EliminarSin duda, uno de los aspectos que señala a un buen maestro, pedagogo, líder, profesor, motivador o provocador, es aprender de sus alumnos constantemente.
Y sí, cada uno ha de buscar su método, compilando lo mejor de lo que aprenda de cada quien.
Gracias por seguir ahí.